122. Abeja Reina. 5/5

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Bogotá. Septiembre 2022.

Anahí Markhez.

Cinco meses.

Honestamente una vez que empecé a trabajar, se me pasaron volando esos cinco meses.

Extraño todo con locura, extraño a mis amigos, a mi familia, mi día a día, pero lamentablemente no hay mucho que pueda hacer al respecto.

No se sabe nada de Tomas, sólo se sabe de vehículos recurrentes que se detienen frente a mi departamento, el cual le pedí a Caro que vaciara una vez terminado el contrato.

Ya no tenía mi lugar en Buenos Aires y eso me puso un poco triste, es como si... no se... si cada vez me quedaran menos cosas en esa ciudad que hagan que me quede. Mi familia y mis amigos son lo único.

La academia claramente siguió sin mí, delegue el trabajo a mis dos asistentes que son excelentes bailarinas y contando este año, hasta llevan un año más que yo.

Me siento bastante oxidada. No tengo un estiramiento adecuado hace siglos.

El trabajo como esto que soy para la banda me estresa un poco, por el hecho de tener que trabajar con gente odiosa e inoperante. Además de tener que viajar constantemente, eso me pesa mucho, pero aprendí a sobrellevarlo. Ahora entendí porqué Paul quería que me sume a trabajar, le gustó mi exigencia, y a esta organización es lo que le hacía falta. Hay muchas personas que se creen la gran cosa y que deben hacernos esperar, pero aprendieron por las malas que nosotros sólo esperamos lo necesario y sólo insistimos tres veces. Varias empresas habrán perdido mucha plata por no responder antes de invertir. Se pensaron que esperaríamos, pero no, salte al siguiente en la lista sin pensarlo. Algunos nos dieron grandes resultados, otros simplemente salvaban el día.

Este año, como regalo de cumpleaños, decidí arreglar la agenda de la banda y dejar unos días en Buenos Aires para poder obsequiarles a los cuatro una noche en el Teatro Colon, el más iconico de la ciudad, para ver una sinfónica de cuerdas que estoy segura, les va a encantar.

Lo que significa que prepare todo para nuestra estadía en Argentina. Es obvio que soy figura pública gracias al fandom, por lo que iba a ser obvio que se iban a enterar cuando pise el pais.

Arregle con Ítalo y su seguridad para que me busquen y me escolten durante toda la estadía. Ellos se encargaron del hotel. Claro está, Ítalo puso el suyo con sede en Ciudad Autónoma para nosotros. Tenemos el último piso aislado hace un mes, entrando solamente el gerente y personas de la confianza de lo Crestino y con gran antigüedad laboral.

Cuando llegué a Ezeiza, sentí nostalgia.

Ahí los vi a todos. Literal, estaban todos.

Mare, Viole, los Crestino y mi familia.

La emoción me superó y me pare en seco llevando mis manos a mi cara, haciendo lo que mejor me sale. Llorar.

Mi hermana corrió hasta a mí y me envolvió en un fuerte abrazo. Esto no era real...

Le correspondí por el simple hecho de que necesitaba sentir que era verdad que mi hermana, a quien no veía hace casi ocho meses, me estaba quitando el aire.

Lloré incluso más fuerte cuando mis papás me abrazaron.

Recuerden que me fui en contra de mi voluntad, sintiendo un enorme vacío en mi pecho. Y estoy agradecida de que Juan haya estado a mi lado para contenerme y que haya entendido que si bien lo amo, y amo vivir con él, me vi obligada a dejar mi vida y adecuarme a una nueva a la fuerza.

Mis amigas siguieron y me abrazaron ambas al mismo tiempo.

Viole estaba rara, terminé enterándome de que terminó con Lea... otra vez.

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