Buenos Aires. Diciembre 2019.
Juan Pablo Villamil
— De qué demonios me estás hablando Ana?! Claro que confío en ti, en ese idiota es en quien no confío, se puede propasar contigo o querer confundirte.- señalando la puerta como si ese imbecil estuviese ahí parado.
Ana se pone de pie, recargando ambas manos sobre el mismo escritorio en el que estoy yo nuevamente, dejando nuestros rostros a corta distancia.
— Claramente puedo partirle la cara si lo intenta, que tanto problema?! Acaso dudas de esto que siento por vos? Porque no vengo haciendo más que sufrir como loca por el mal rato que te hice pasar, por este vacío de no poder abrazarte cada que me decís cosas cursis o simplemente cada que tengo ganas... si siento todo esto, vos crees que yo dejaría que me corrompiera este sentimiento? Lo único que me mantenía cuerda era este preciso momento, el de estar frente a frente y poder estar con vos, aprovechar el tiempo, y seguir con mi terapia al lado tuyo, porque sos mi maldito motor Juan Pablo... pero sin embargo acá estamos tratando de ver de qué lado de la habitación lo ponemos a I T A L O...- con un enorme tono sarcástico, denotando la ridiculez .
Dios. Si queremos salir de este lío, hay que ceder un poco.
— Ya ... ya... lo siento bonita... es que... es que... no logro acostumbrarme, si? Todo mundo siempre atrás tuyo, no estoy acostumbrado a estar con alguien como tú... siempre estás con alguien, con tu séquito de personas que quieren ser como tú o trabajar contigo o para ti, es frustrante sabes? Que todo el mundo pueda robarte de esa manera, y en cuanto al mimado ese... me reservaré las opiniones.- sentándome cansado por la discusión.
— No Juan.- afloja su ceño y viene hacia mí para ponerse delante mío.— no es así, porque vas a seguir teniendo esas ideas horribles en tu cabeza. No quiero que sientas que puedo dejarte, en qué mundo te dejaría por otra persona? Ni en tus sueños Juan Pablo, y sabemos que es así.- poniendo una mirada tierna que sabe lo mucho que me enamora.
— No es justo que pongas esos ojitos, sabes que te doy todo cuando haces eso.-
— Lo único que quiero es que saques esas ideas de tu cabeza.-
— Sabes que no es fácil, soy un intenso.- agarrando su mano y trayéndola hacia mí, para alcanzar sus caderas y sentarla en mi regazo.
— Sólo pensa en lo mucho que te quiero y en que estos meses seguimos juntos sin interrupciones.- poniendo su mano en mi cuello luego de haberse dejado caer en mis piernas.
Su sonrisa y calma frente al tema me decía que yo era un intenso y me preocupaba por nada.
— Te extrañé bonita, siempre me haces falta, incluso para decirme estas cosas simples...- un corto beso me interrumpe y me le quedo viendo a esa risueña señorita.
— No me resistí.- encogiéndose de hombros, así de simple fue para ella.
Yo hice lo mismo, paso mi mano a su rostro y lo sujeto mientras deposito mis labios en los suyos. Mi cerebro no podía dejar de procesar toda esta información sobre ella. Todo es un maldito encanto, su perfume frutal me estaba volviendo loco, sus labios no dejaban de moverse sobre los míos, movi su mano libre a mi cuello y ella allí agarró de mi pelo, haciendo que baje mi mano a su cadera y la pegue a mi. Mi cabeza ya estaba hacia atrás, todo lo que podía, al igual que Ana estaba todo lo que podía sobre mi.
— Ana...- como si fuese un suspiro.
— Mmmm?.- pasándose a mi cuello nuevamente.
— Debemos parar...-
— Mmhmm...- pero seguía ahí repartiendo besos en mi mandíbula.
— Ya, por favor, me volverás loco y hay muchas cosas de las que quiero hablar antes de...- poniendo su frente en la mía, con las respiraciones agitadas.
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Destino?
FanfictionJuan Pablo tuvo un sueño. Pero no fue cualquier sueño. Fue uno que le transmitió una cantidad ínfima de sensaciones y sentimientos que lo descompaginaron. Luego de despertar y ver que nada de eso fue real, va a tener que lidiar con la realidad y co...