101. Logística.

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Buenos Aires. Marzo 2021.

Juan Pablo Villamil.

Llame a Hernán para una sesión de emergencia, si bien era domingo, accedió. Estaba preocupado.

El resto del viaje había sido silencioso, Ana temblaba de los nervios y estaba hecha bolita sobre el asiento.

Cuando llegamos lo primero que hizo fue entrar apurada y sacarse la ropa que tenía puesta para ponerla a lavar en ese instante. Literalmente toda su ropa.

Sus manos temblaban y actuaba como ya la habría visto veces anteriores.

Su respiración estaba agitada, su mirada perdida, toda ella estaba rendida y sus lágrimas seguían cayendo.

— Por qué no mejor te damos una ducha caliente?.- le ofrecí mientras la cubría con su bata.

Ella asintió y la llevé al baño.

Le ayudé abriendo y regulando el agua, con el shampoo, la crema y talle su espalda.

La peiné y luego secó un poco su pelo mientras le preparé un té de tilo.

No sabía si lo quería, pero su confianza en las personas del sexo masculino se había esfumado luego de esta etapa de su vida, por ello decidí darle su espacio, quedándome en el sofá del living. Allí pasé la noche.

Al día siguiente, todo fue igual, y se comportaba como aquella Anahí enferma, la que se autoflagelaba, la que no comía. Se pasó todo el día en cama, durmiendo o simplemente mirando a su pared.

Por eso llamé a Hernán. Por suerte llegó al instante. Acomode una silla en su habitación y los dejé solos.

Me sentí intranquilo todo este tiempo hasta que salió de su habitación, luego de una hora y media.

— Cómo está?.- le pregunté mientras me ponía de pie al verlo llegar al living.

— Está en una especie de shock. Fueron muchos sentimientos que resurgieron, el hecho de destapar eso de su primo frente a vos, el recuerdo de las hamacas, todo estaba a flor de piel y de la nada, el recuerdo se hizo carne en sus cinco sentidos, olfato, visión, tacto... pero eso es mejor si lo puede hablar ella. Estamos complicados Juan...- dice suavemente apoyándose en la pared.— esto es serio... el hecho de que este señor sepa cosas de ella...-

— Trataremos de reducir el contacto con ese tipo al mínimo, le pediré que no vaya a ese lugar, si no quiere decirle nada a su familia... es la única solución, que se concentre en sus estudios, me niego a que lo vuelva a ver... le diría que se venga conmigo...-

— Pero sabemos que no lo va a aceptar...- suspira.— vamos a volver a las sesiones de dos veces por semana para tratar este tema...-

Yo asiento con la cabeza y él se dirige a la puerta.

— Se que vas a estar poco tiempo, pero no dejes que se cierre, tratemos de que vuelvan a tener ese contacto, no te lo va a decir, pero que seas ese novio...- no sabe cómo decirlo.

— Intenso.- le complemento.

— Eso le va a hacer bien. Cualquier cosa estamos hablando.-

— Gracias Hernán...- el se va y me quedo sólo en el living pensando en qué decirle.

Me trago el pensamiento y voy con mi mente en blanco. Me asomo con mi ropa de dormir en su dormitorio y ahí está ella, recostada sobre su costado izquierdo dándole la espalda a la puerta.

— Oye...- le susurro y ella se da vuelta y al verme, se sienta.

Yo me acerco y al ver que ella corre las sábanas, entro en su burbuja y se acurruca en mi pecho.

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