Cordoba. Agosto 2024.
Anahí Markhez.
Esas mujeres me desvelaron. Dormí de la forma más incómoda que existe.
Me desperté con un llamado en mi teléfono.
- hola?.-
- hija, te estoy esperando para probarte el vestido.-Abri mis ojos despertándome bien despierta.
- Qué hora es?!.-
- La una de la tarde.-
Salte del piso donde me hicieron dormir estas perras malditas.
- Ya voy! Me tengo que dar una ducha.-
- Helada aparentemente.-Le corté y pegué el grito más agudo, haciendo que todas despierten y que Jeremias y Rodrigo entren sin previo aviso con sus armas por delante.
— Alto!.- gritan esos payasos.
— WOW WOW!.- les digo anteponiendo mis manos mientras todas gritaban del susto.
— Vas a matarnos... algún día vas a matarnos.- dice un Rodrigo agitado.
Me río.
— Me dormí.- dije mientras me levanto.— me voy a bañar, en cuanto salgo, ustedes me despejan el camino para no cruzarme a Juan Pablo.-
Ellos asienten divertidos.
— TE CASAS!.- grita una y un fuerte golpe con una almohada se siente en mi cara.
Todas siguieron ese acto.
Dolió.
Salí rápido y corrí por toda la estancia. Tratando de llegar.
Mi mamá, Encarnación y Laura me esperaban.
— Te pesaste?.- me pregunta mamá ni bien llego.
— La verdad, no. No se si quiero.-
La verdad es que me esforcé por subir de peso, pero no sentía que haya hecho un buen trabajo.
Mamá me indicó la balanza en el piso y tanto Laura como Encarna abren los ojos sorprendidas de la actitud de mamá.
Por suerte yo ya la conozco.
No baje la mirada, sólo dejé que la balanza haga todo y mamá me diga.
Se ríe.
— Sesenta y cuatro setecientos. Muy bien hija.-
Mire hacia abajo y ahí estaban esos números.
Un suspiro se me escapó junto con una sonrisa. No eran los sesenta y cinco, pero casi llego. Subí de peso, y no iba a ser necesario arreglar tanto.
— Eso significa que estamos bien?.- pregunta Laura.
— Estamos perfectamente bien.- le responde mamá y ella me sacó el abrigo que tenía.— trae su bata Caro, y vos también preparate.-
Caro trae unas bolsas de cartón para cada una.
— Y estas para Encarnación y para Laura.- les dice entregándoles lo que les corresponde.
Ellas aceptan anonadadas y miran dentro sacando batas de satén largas color crema.
La mía era color blanco.
Traje conmigo una especie de body blanco para usar como lencería debajo del vestido. Lo vi y me enamoré, tenia que llevarlo.
Llegaron los estilistas.
Atacaron a las cuatro mujeres mientras preparaban mis manos y pies. Terminadas ellas, me atacaron a mí.
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Destino?
FanfictionJuan Pablo tuvo un sueño. Pero no fue cualquier sueño. Fue uno que le transmitió una cantidad ínfima de sensaciones y sentimientos que lo descompaginaron. Luego de despertar y ver que nada de eso fue real, va a tener que lidiar con la realidad y co...