35. Videollamadas

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Segundo capítulo de la mini maratón!

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Buenos Aires. Diciembre 2018

Anahí Markhez

Fin de año. Para todo lo laboral, esto es horrible. Nunca queremos llegar a fin de año, mucho menos con números malos.

— Tenemos que responder al convenio de trabajo Gastón...- le digo en respuesta a una de sus propuestas que no me convencían.

— Emi, creo que lo mejor para todos, es que seamos claros con los empleados, ellos tienen que saber la situación en la que estamos y tenemos que tratar de hacer todo lo posible y pedirles paciencia y colaboración, es lo más lógico. Yo se que vos podes transmitirlo. Además van a ser sólo un par de cosas, como acomodar las vacaciones de todos y esas cosas...- se me queda mirando pidiendo que acceda a hablar con todos los sectores.

Yo suspiro y asiento.— está bien... pero lo voy a hacer después de haberme preparado bien. Quiero poder responder todas las preguntas de todos. Así que voy a necesitar reuniones con contaduría, finanzas y recursos humanos. Todos juntos y si me quedan dudas, por separado. Quiero tocar esto con el mayor de los tactos.-

Gastón me sonríe.— Y no espero menos de vos. Serías una gran presidente al frente de la empresa.- deja unos papeles frente mío.

— Esto me da dolores de cabeza, claramente no sirvo para esto.-

— Si servís, sólo que te estresas mucho.-

— Tener personas bajo mi cuidado y diligencia me da dolor de cabeza... mucho más si esas personas tienen familias que mantener. Pero también soy consciente de que esto también me pertenece y me tengo que hacer cargo.-

— Vas a ser una gran política.- me guiña un ojo y yo pongo en blanco los míos.

Se va mi asistente y luego de un rato, entra una llamada a mi computadora.

Yo atiendo dándole "enter" mirando unos papeles mientras decía "Hola".

Del otro lado me responde una voz algo adormilada.— Hora de tu almuerzo y de mi desayuno.-

Al escuchar su voz, me detengo y levanto la mirada.— Ya?!.- en eso golpean mi puerta.— adelante.-

— Ana, te dejo tu almuerzo, a las doce y como lo pediste.-

— Gracias Maca.- ella lo deja donde puede, porque mi escritorio estaba hasta el tope con cosas que revisar.—Se me pasó volando el tiempo.- le digo pasándome la mano por toda la cara, sin soltar la lapicera.

No tienes un buen semblante Ani, deja ese bolígrafo, por favor, descansa. A qué hora llegaste a esa caja?.- le encanta el drama.

Siete menos cuarto.- mientras leo unos mails de contrabando para que no se de cuenta.

Emilia!.- me sobresalto.

Juan Pablo!.- le contesto inocente.

Ya deja eso y aliméntate, se supone que debías entrar a las nueve de la mañana, no dos horas antes!.-

Mhmm...- nuevamente con lo mío.

Ya. A comer, quita eso de enfrente tuyo. O no dejaré de molestarte...

Resulta que después de haber hablado aquel día por teléfono, pactamos él desayunar y yo almorzar juntos a las diez, Colombia, doce, Argentina. Es como una escapada de dos horas que él dijo que necesitaba. Claramente no son todos los días, lunes, miércoles y viernes, fueron los días, aunque cuando no podemos por cualquier situación, lo movemos al día siguiente.

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