62. Conciencia traicionera

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Oh Dios! Estuve trabajando todo el día y recién ahora a las 5 pm me detuve a almorzar algo rápido y a seguir trabajando.
Anoche me puse a leer el capítulo crucial de Casualidad y volví a llorar como marrana. Creo que las despedidas son lo más triste de esos últimos seis capítulos.

Nada, quería que lo sepan. Soy masoquista.

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Buenos Aires. Septiembre 2019.

Anahí Markhez.

Creo que el día de hoy, voy a tomar la palabra.

Honestamente me cansé de que la mojigata se la pase peleando conmigo. Al menos voy a contar lo que pasa.

Después de la tarde en Tigre, la cual estuvo muy linda, volvimos al hotel.

Resulta que, estoy segura que los Vargas trataron de distraernos para que la traidora de Marena, hable con Villamil.

No creo que haya sido tan así.

Vos sos muy ingenua querida. Esos dos están cocinando la sopa, y no creo que nos guste.

A qué te referís?.

A que nos están controlando Emiliana! Tranquilamente podría haber venido mañana el rolo ese, sin embargo viene a pasar la noche?!

Creí que eso nos iba a poner felices. Más a vos que a mí.

Claro que me pone feliz. Es más...

No seas ordinaria.

Bueno... lo que no me entra mucho... es el hecho de que viene para cuidarnos.

Mmmm...

En fin.

Después de dejar a Marena en su casa, el silencio permanece en el auto.

O eso creí.

Oiga.-

— Mmmm?.- concentrada en el camino.

Que la extrañé.- mientras agarra mi mano derecha.

Lo miramos.

Es muy lindo.

Si... awww. Es muy lindo. Una lástima que se meta con mis calorías.

Lo hace porque nos quiere cuidar.

Si claro.

Si te acordas lo que nos pasó cuando Gustavo nos encontró desmayada en el piso...

Nos quebramos un dedo.

Y qué bajón porque ya no teníamos novio traumatologo.

Nota mental: no salir con nuestros médicos. Sino después tenemos que buscar uno nuevo.

Esa es una buena nota.

Cuestión... según la jefa, "nos quiere cuidar".

La última vez se me fue el corte. Terrible susto se pegó.

Nadie lo manda a andar de metiche.

Bueno basta. Seguí.

Ahhh...

Estuve cerca tuyo todo el tiempo, exagerado.-

— Ya, pero no pude darle ni un pequeño y miserable beso.- extendiendo el labio como nene chiquito.

Vas a tener que esperar, porque estoy manejando y ya estamos llegando.-

Jejeje que malas.

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