89. Tres meses.

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Buenos Aires. Junio 2020.

Anahí Markhez.

—Bien... nosotros iremos a buscar algo para comer, y les daremos tiempo para que peleen a gusto por ese bellísimo y revelador baile que la niña se mandó allá.- dice Isaza escapándose de lo que sea que podría pasar. Todos lo hicieron.

— Traidores...- digo por lo bajo.

La puerta se golpea y no quiero ni darme vuelta. Ya se que yo hago lo que quiero y si digo que mi pareja de baile no significa nada para mí mas que un buen compañero, él tiene que entender. Pero no dijo nada en todo el camino de vuelta. Sólo agarró mi mano ni bien terminamos los ensayos y salimos de la academia.

Lo vamos a ignorar.

Si.

Tomemos agua, morimos de sed.

Y así lo hago. Me escondo atrás de la puerta de la heladera, pero cuando la cierro, veo que está ahí a mi lado, haciendo que suelte mi botella e impresionantemente, como si supiese que soy una miedosa, agarra la botella.

Su mirada era seria y amenazante. Callado. Me daba miedo. Tenía algo más que no distinguía.

— Bueno basta de mirarme así Juan Pa...- me agarró de las caderas, me llevó puesta y me levantó sobre la mesada.

— Te das cuenta de lo que me hiciste?.- a escasos centímetros.

— Yo no te hi...-

— Casi mato a otro gatito y fue sólo por mirarte.-

— Eso dice mucho de nuestra urgencia.- jugando con nuestros labios, dejando roces apenas perceptibles, descubriendo un camino hacia cuello y dejándole claras mis ganas de él.

— No sabía que te movías de esa manera.- haciendo su cabeza a un costado para darme más acceso, apretando en mi punto de apoyo sobre la mesa.

— Te habrías enterado hace rato.- metiendo mis manos por debajo de su remera, acariciando la piel de  su espalda.

Su respiración se agita al igual que la mía. Succioné con cariño su lóbulo y mis manos bajaron hasta los límites de sus pantalones, jugando con ellos, tirando del pasa cinturón para que se acerque aún más.

— A la mierda.- dice en una especie de gruñido y agarra mi trasero con firmeza para llevarme al borde de la mesada y pegarme a él. Sentía toda su excitación y entendí qué era lo que "se iba a la mierda".

Me empieza a besar el cuello y yo no hago mejor cosa que reír.— estoy toda transpirada, es un asco...-

— Seguirás transpirando.- concentrándose en mis labios adentrándose sin pedir permiso, haciendo que le responda involuntariamente.

Me tenía en trance.

Se separa milimetricamente y tira de mi remera cortada hacia arriba dejándome en top, aquel que uso para las clases de baile.

Besa los límites descubiertos de mi pecho, mientras sus manos se pasean por mi espalda, haciendo que una electricidad frenética corra en mi y se lo transmita rodeándolo con mis piernas atrapándolo todo de él.

Imito su acción, le saco el sweater junto con la remera, pero a medio camino, llegando a descubrir su cabeza, escuchamos voces en el pasillo del edificio acercándose.

Nos miramos.

Ay Dios mío.

Eran los chicos.

Y nosotras a medio vestir.

Carajo!.- exclama por lo bajo y me baja de la mesada.

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