47. Día largo.

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Doble capítulo, corran a ver el anterior, "46. Ayuda".

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Buenos Aires. Abril 2019.

Anahí Markhez

Yo sobo mi sien y suspiro.
- Que me esperen en mi oficina, para las cinco estoy ahí.-
- Okay.-
- Gracias Maca.-
- Chau Ani.-

Quería gritar. Cómo es que siempre saben cómo encontrarme?! Estaban en mi lugar. Me siento invadida.

Mi respiración se quería agitar, nuevamente me invadía esta angustia, la inseguridad.

Tengo que ser fuerte.

Entro nuevamente en la sala y Crestino se pone de pie.— Te sentis bien?.-

— Eh... si.- caminando a la mesa.

— Tu cara no dice lo mismo.- parece...

Preocupado .

—tengo un problema que atender en la oficina.-

Cuatro problemas.

Y roguemos que no estén los representantes.

— Por favor discúlpenme, pero podemos reprogramar esta reunión para cuando resuelvan la última oferta.- temerosa de que se enojen conmigo, pero no les iba a demostrar eso.

Ellos se miran entre si y ante la molesta exhalación de aire de la señorita Garcia, su hermano Julian accede.— Me parece lo más sensato. Vamos a estar en contacto con su despacho.-

Yo asiento y levanto mis cosas.— Muchas gracias.- les doy la mano a todos y salgo casi que corriendo con mis cosas colgando por todos lados.

Le entrego la mayoría a Augusto que corre a mi lado. Y subimos al auto.— Lo más rápido que puedas sin matarnos, por favor.-

Y así lo hace, cinco menos diez ya estaba llegando a la oficina. Las puertas del ascensor se abren y Macarena estaba como loca al verme a mi como loca.

— Qué pasó?.- mientras se acerca a Augusto para ayudarlo.

— Los Garcia van a reveer una oferta que dibuje en el aire, así que comunica en finanzas que mañana tenemos una reunión temprano, si aceptan, vamos a tener que arreglar un par de cosas.-

— Si, pero no me refería a eso...-

Me freno y respiro hondo... al ver eso, Augusto va y trae un botella de agua para dármela.

— Cuántos son?.- agradeciendo por la botella.

— Tres, los que te mencioné.-

Asiento con la cabeza mientras tomo un enorme trago de agua.

Me dirijo a paso lento e inseguro a mi oficina.

— Ani...- me volteo con las mejillas llenas de líquido, con cara de interrogación.— Felicidades.- me dicen al unísono, lo mismo por lo que sonó mi teléfono todo el santo día.

Yo asiento y vuelvo a la puerta.

Suspiremos una vez más.

Entro.

Al verlos ahí cierro la puerta detrás de mí y ellos inmediatamente se ponen de pie.

— Tienen segundos antes de que llame a la policía, estoy harta de que se enteren de mi vida, de que me vivan encontrando...- yendo a mi asiento.

— La buscamos en internet, no fue difícil encontrar su compañía.- Dice un Martín superado.

Estoy golpeándome figurativamente con la mano.

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