120. Proceso. 3/5.

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Bogotá. Enero 2022.

Juan Pablo Villamil

Ani se pasó el vuelo durmiendo.

Fue muy difícil el despegue, porque en ese momento es cuando sabíamos que ya no había vuelta atrás.

Cuando aterrizamos, a Ani le preocupaba una sola cosa.

— Vamos a alquilar un auto grande?.- con su voz ronca de tanto llanto.— Muchas gracias.- le dice a quien fue nuestra asistente de viaje a bordo.

— Que tengan una linda estadía.-le responde amable.

— Claro que no...- le digo mientras le indico que baje primero.

En cuanto mira hacia afuera ve que están nuestros amigos esperando fuera de la camioneta de los Vargas e Isaza fuera de mi vehículo, junto con mis padres en el suyo.

Nuevamente lágrimas y ella suelta sus cosas para correr hacia ellos.

El abrazo que dio a Isaza casi lo tira al piso.

Él besó su coronilla y acarició su cabello.

Por mi parte, saludé a mis padres, quienes me apoyaron al cien por ciento en traer a Ana para vivir conmigo.

— Hiciste bien hijo, no tenían más remedio.- papa cerrando su abrazo y sus palmadas en mi espalda.

Mamá simplemente me abrazó sentida. Sabe que esto fue difícil para los dos y que si Ana sufre, yo también.

— Que pasa Papo?.- viene Marto a saludarme.

— Durísima está la cosa. Pero lo superaremos. Es cuestión de tiempo.- le respondo.

Esperamos un poco hasta que las cosas estuvieron en los autos y nos dirigimos a mi apartamento... ahora nuestro.

Se que hay dolor y angustia en el medio, pero eso sonaba bien.

Todos ayudaron a dejar todo en nuestro lugar, y luego fuimos a casa de mis padres a cenar algo.

Ana puso todo su esfuerzo por mantener la compostura.

De todos modos, puse la excusa de que estábamos cansados y que teníamos que acomodar cosas antes de la gira.

Volvimos, ella se bañó mientras yo acomodé mis cosas para hacerle un espacio.

— Tendremos nuestra ropa principal aquí y podemos hacer un guardarropa para los abrigos y los zapatos...-

Ani mira su caja de zapatos.

— Ni siquiera sé por qué traje tantos...no es que voy a trabajar o...- suspira pesadamente y como rendida con esta situación.

— Ya amor...- la abrace.— nos acomodaremos y solucionaremos todo, todo, todo. Lo atraparán, lo meterán en la carcel y podrás volver en algún momento.-

Ani se aferra a mí.— Gracias por cuidarme de esta manera...-

— Eres mi vida. Si te pasa algo, moriré... inmediatamente...-

Ella resopla.— entonces me trajiste por conveniencia.-

— Claro que sí, no lo habría hecho por otra razón...-

Los siguientes días Ani se la pasó acomodando sus cosas, quizá algo incómoda y preocupada por invadir mi espacio.

Toma un cuadro del mueble principal bajo la televisión del living, y se da vuelta.

Sus ojos brillaban como hace tiempo no lo hacían.

— Desde cuando tenes estas fotos?.-

Las miro.

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