Cama King.

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Anahí Markhez.

Buenos Aires.

— Crees que Adriana pueda con todo eso?.- pregunta Juan mientras lava los platos.

— No se...- digo llevando un pedazo de budín de Limón a mi boca.— Me parte el alma verla así... amor...- llamando su atención.— ella... escondió su muñeca, vida... la tenía toda moretoneada, él no se fue de esa casa.-

— Ya amor...- viniendo a mí, sentándose a mi lado, tomando mi mano, besando mis nudillos.— cómo está Leonel?.- sin soltar mi manos, entrelazando nuestros dedos.

Negué.— ese nene va a necesitar un psicólogo. Adriana dice que él no está al tanto, pero ayer, cuando vino a casa a jugar, el pobre no dejó de disculparse por haberse tirado jugo encima.- soltando una lágrima, sintiendo nuevamente cómo se me estrujaba el corazón ante tal hecho.— casi llora, Juan Pablo...-

Mi esposo me abraza y peinaba mi pelo.

— Esperemos que logre el divorcio. No puso una mano sobre ese niño, verdad?.- bastante preocupado, estoy segura que lo golpearía si eso fuese verdad.

Negué.— quiero creer que no...- lleve mis manos a mi cara.— es lo único que me queda, ese nene es adorable, vos lo ves ahí con Leo tan lindo, jugando los dos, cuidando que Nara no se lastime... es respetuoso, es...-

— Lo se linda... y se lo mucho que te duele todo esto. Me duele a mí también, es pequeño, como nuestro Leonardo.- asentí y tomé un papel para limpiar mis lágrimas.

— Le dejé todo a su disposición... la asesore y dejé números de abogadas para que la guíen.- suspiré.— Espero que se aleje de ese infeliz. Por suerte no hace nada cuando Leonardo está o cuando vamos nosotros... quiere hacerse pasar por el padre del año...- digo con amargura.

— Booh!.- mi hermoso fantasmita de sábana se aparece delante de nosotros.

Limpie mis lágrimas rápidamente y me hago la asustada.

— Ay, Dios mío! Un fantasma!.-

— Llévame a mi, pero deja a mi esposa y a mis hijos, tenebroso fantasma!.- dice heroicamente Juan Pablo, haciendo que mi nena ría con esa risa que cura cualquier pesar.

Tira de la sábana que la cubría y sonríe la despeinada.

— Soy yo, papi, no me voy a llevar a mamá.- dice con sus palabritas trabadas.

— Que alivio...- dice actuadamente Juan Pablo.— dónde está su hermano?.-

Atrás viene otro fantasma más alto a quien se le ven los pies descalzos.

— Boh.- dice desganado sin ninguna emoción alguna.

— No, Leonardo, pone más susto! No viste esa película de monstruos?.- le reprocha esa cabeza con rulos mientras golpea su piecito contra el piso.

Juan aprieta mi mano y lo veo cómo mira sonriente todo tonto esa imagen que tanta satisfacción le trae, la de ver a nuestros hijos jugar y discutir por una actuación.

Dejo un beso en su mejilla y siento un intenso dolor en mis costillas.

— Mellis!.- les digo y dejan de estirarse.

Los tres me miraron asustados y yo respiré profundamente, atrapando las manos de Juan que masajea mi estómago y me mira con gran preocupación.

— Te dieron en las costillas?.-

Asentí.

— Dejen a mi mami!.- dice Inara a mi panza mientras pica levemente con su ceño fruncidito.

Destino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora