9. Decidir

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Segovia. Octubre 2018.

Juan Pablo Villamil.

Esa sensación de guardarte todo lo que tienes para decir se queda en mi garganta.
—Sólo soy un idiota.- pero Ana sabe que no era eso. Por más real que aquella afirmación sea.

—Eso ya se sabe. El tema es... por qué sos un idiota?.- levanta sus cejas buscando la verdad en mis ojos.

Por qué? Porque me pongo celoso de alguien a quien no vi en mi maldita vida. Porque siento que estoy traicionando a una mujer maravillosa que me deja ir y me ama a la distancia. Porque también siento que te estoy traicionando a ti. Toda tu me eres familiar y no puedo sacar este estupido sueño de mi mente. Y es que cómo sacarte de mi mente si eres hermosa y tan transparente como aquella Ana, cualidad que me enamoró desde un principio.

—No lo se. No me entiendo a veces.- frustrado, me paso la mano por el cuello. Nervioso.

Hace un corto movimiento en negación con la cabeza muy divertida de mi incomodidad—Mentís.-

— Disculpa?.- Cómo lo supo?

Se encoge de hombros y veo que se viene un ataque de sinceridad salir de esa boca, la cual no deje de mirar hace rato. Pero me concentro en sus ojos ahora.

— Si te entendes. Lo que pasa es que no queres aceptar tu realidad. Por eso te sentis confundido. Tomar decisiones es difícil, pero lo es porque siempre tomamos en cuenta a las personas que nos rodean y a quiénes afectan. Somos un ser social al que le inculcaron la moral, la hipocresía y que cualquier tipo de egoísmo está mal, y por eso, nos dejamos en un segundo plano y ponemos a los demás y sus sentimientos primero. Sea lo que sea, comprar una casa, irte de vacaciones, estudiar una carrera...- yo me quedo boquiabierto porque sólo me dice la verdad.—si no te entendes, quizá y sólo quizá, es porque no estás satisfecho con lo que tenes, llámese material o vida; y eso es porque estás cómodo. Pero aparentemente eso ya no es suficiente.-

— Ana... yo...- en realidad no se que decirle. Nunca creí que ese sea un punto de vista posible.

Pone su mano en mi hombro y me sonríe.— Está bien ser egoísta a veces. Siempre y cuando eso te deje descansar y te permita caminar sin golpear a la gente.-

— Lo siento por eso. Y por eso.- señalo su frente.

— Te dije que no te preocupes.- hace una mueca.— perdón si fui muy directa yo...-

— Era necesario.- después de todo Ana parecía ser la voz de mi razón. Anahí es muy gentil y muy lista. Me hace sentir un bobo cuando habla. Son tan parecidas. Aunque hay algo diferente que todavía no defino.— volvemos a la mesa?.

— No ibas al baño?.-

— Ya fui tres veces buscando calmarme.-

— Y funcionó?.-

— A la cuarta, cuando me choqué con alguien...- ella me sonríe.

— Vamos entonces.-

Cuando llegamos a la mesa, todos nos miran.

— Lo encontre al lado del baño, golpeando su cabeza contra la pared. Le dije que por ahí no era la entrada al andén 9 3/4.- lo señala.- Quizá Simón sepa.-

A Isaza le resultó hilarante. Es que no lo esperaba.

— Un chiste muy básico para una niña tan lista.- le reprocha Moncho cruzado de brazos.

— Estaba servido Simón.-

Luego de comer, Ana se levantó para mover un poco tanto vino que tomó. Se acerca al borde, a los límites del piso antes de que empiece el acantilado y se posa en la valla de contención. Simón y Marto habían ido al baño, Isaza hablaba sobre no se qué con Pedro. Yo sólo trataba de descifrar el misterio de Anahí cruzándose en mi vida. La veo perder el equilibrio y mi reacción fue ir hasta ella para cuidar que no caiga.

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