18. Todo

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Madrid. Octubre 2018.

Anahí Markhez

Nos vemos bien. Pero muy mojigata.

Y eso?

Tenemos terribles labios. Hay que explotarlos.

Yo no creo... Juan se va a creer que me tomé en serio lo de la cita. Tiene novia. Tengo suficiente problema con un sólo Juan Pablo con novia.

El le puso la connotación de "cita", ahora que se la banque. Si no puede con estos labios, problema de él.

—Malva entonces.- me digo frente al espejo y delineo cuidadosamente mis labios con ese color que tanto me encanta.

Me miro nuevamente. Calculo que esto está bien.

Qué me pongo?- le escribí en Instagram.

— Digamos que ni muy muy, ni tan tan.- me responde Isaza .

— Sos joda?!-

— Algo sencillo. Con un bonito vestido, vas.-

Y eso hice. Tenía un vestido azul largo con flores color salmón, una apertura en el faldón y un escote bastante sugerente.

Este escote es un problema.

Que lo maneje él, estamos diosa.

Campera de jean.

Aburrida.

El timbre suena. Agarro mi sobre, las llaves y el teléfono. Abro la puerta y en el pie de las escaleras, apoyado en el pasamanos, Isaza sólo opta por dejar caer un poco su mandíbula.

Nos pintamos como puerta!.— Es mucho? Me cambio?.- señalo la puerta y el se apura a tirar de mi mano.

— Se ve muy bonita. Me pasaré la noche espantando buitres.-

Awww

Así que vos sos el más ligador...- le digo en un tono completamente burlón.

— No, sólo con usted... me divierte molestarla.- me ofrece su brazo.— además... de verdad está bonita.-

Sólo blanqueo mis ojos de lo halagador y chupa medias que es y me dirijo al asiento del copiloto.

El viaje fue ameno, Isaza habla mucho cuando se lo propone.

Demasiado.

Cuando llegamos, antes de bajar del auto, Isaza me pide que cierre los ojos, porque no quería que me entere de qué trataba el bar.

— Me trajiste a un bar de streapers Juan?- mientras me ayuda a bajar, ya que tengo los ojos cerrados.

— Quiero que nos de su opinión sobre nuestras nuevas tangas.- su risa peculiar hace que reaccione y le golpeo mientras me tambaleo a ciegas.— au! Bueno, ya pasamos las marquesinas de la enterada, puede ver.

Al abrir los ojos veo un lugar oscuro pero con mesas iluminadas por luces tenues. En frente un escenario que no es muy grande, pero definitivamente no es chico.

Nos adentramos en el lugar y presentí una mirada fija en mi, pero la ignoré, sabía que me iba a encontrar con sus ojos, pero preferiría más tarde que temprano.

—Ya... la luna se puede ir, ya llegó alguien más bella.- me dice Simón y sólo puedo morder mi mejilla interna para no reír por lo cursi.

— Original.- le digo.

— Se me ocurrió en el momento.- le quita peso y esa inocencia con la que lo dijo, me hizo reír.

Nos sentamos todos. Juanes a cada lado, Vargas en las puntas. No puedo evitar quedarme viendo a Martín. Me siento muy mal por haber reaccionado así, Dios, nunca golpee a nadie. Su cara, si bien ya no está hinchada, sigue morada.

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