22. Salamanca

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Salamanca. Octubre 2018.

Anahí Markhez.

Anahí Oviedo Markhez
- Estoy a diez minutos, según la información del tren.

Diego Barrios
- Sin dramas guapa, yo ya estoy aquí.

Anahí Oviedo Markhez
- Espero que no hayas esperado mucho.

Diego Barrios
- No te preocupes por eso, sólo no quería que no tengas que esperar, ya es tarde.
- Sólo preocúpate de llegar.
- Yo te encontraré cuando salgas de la estación.

Anahí Oviedo Markhez
- Noted boss.

Llegué a Salamanca al fin. Al salir, me estaba esperando Diego.

El papote de Diego.

Diego.

Estaba recargado en su auto con una sonrisa ganadora.

— Buenas Noches Emilia, dichosos los ojos que te ven.- se apura a tomar mi mochila y a guardarla en el baúl del auto.

— Hola Diego, cómo estas?.-

— Buscando voluntarios.- guarda sus manos en sus bolsillos y se encoge de hombros, pareciendo inocente.

— Y cómo venís con la cacería?.-

— Bueno, he capturado a una niña bien maja, bastante bonita.-

A por el hombre!

Mi conciencia se acomoda mucho a los acentos.

Al verme algo incómoda, sigue.— Que te parece si vamos a comer algo?.-

Y así lo hicimos. Luego de la cena, llegamos a la estadía, bastante lejos, como una hora de viaje. Era un piso enorme con ocho camas marineras, tres baños y una cocina comedor. Éramos los últimos en llegar aparentemente.

— Pues en hora buena! Ya estábamos preocupados que no llegaban!.- dice un chico alto, de ojos claros y pelo negro.-

— vale, que fuimos a cenar algo, ustedes no nos esperarían. Ni lo hicieron!.- se defiende Diego.— Ana, él es Diego. Si, ya se, da lo mismo.

Yo me río. Otro Diego.

— Hola, Emilia Anahí, un gusto.- le ofrezco mi mano y la toma.

— Diego Rodriguez. Me alegra que por fin hayas llegado. Ahora acomódate y descansa que levantaremos a las seis treinta de la mañana. Desayunamos a las siete.-

— Genial. Dónde me acomodo?-

— Les ha quedado la cama de la esquina.- la señala.— uno arriba y otro abajo.-

— Pido arriba!.- dice Diego Barrios.

— No pensaba dejarte la cama de abajo.- le digo riendo en susurros, todos ya estaban durmiendo.

— Vamos compañera de cama, a dormir.-

JA! Eso sonó bien.

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