128. Roloprometido.1/4

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Buenos días lectorxs poco activxs.

Estoy teniendo un día difícil y los amantes de las mascotas lo entenderán, mi perra, entrada en edad acaba de ser internada y honestamente el veterinario no me dió muchas esperanzas.

Soy la más fuerte entre mi mamá y mi hermana, pero aún así, a una le pesa.

Así que distráiganme.

(Si, ya se, siempre les salto con algo, primero yo, después mi hermana y ahora mi perra).

Al menos Casualidad llegó a 18K.


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Juan Pablo Villamil.

— Oye mimado!.- le llamo ni bien lo veo con una de las planillas que hizo Ani.

— Qué pasó Roloprometido?.-

— Has visto a mi futura esposa?.-

— Si, prueba de sonido.- con una sonrisa tranquila.

— De sonido?.-

— Ni me preguntes, sólo sigo las estrictas y detalladas órdenes de tu mujer.- dice señalando sus papeles.

—Todos en realidad...- dice Jeremias que va pasando junto con Rodrigo con una caja a cuestas. Se me hacía extraño verlos con ropa casual.

Me sonrío al ver como todos iban y venían, ayudaban con real empeño.

Me dirigí hacia el salón de fiestas que se ambientó para el día de mañana. La decoración llegaría al día siguiente temprano.

La dulce voz de Ani me invadió, pero no de una manera alegre y dulce como solía hacerlo. Esta canción estaba cargada de angustia y amargura, como aquella que cantó con Susana.

—I  will not break ,
the way you did It felt so hard.
I've learned the hard way
to never let it get that far-

Sus hombros parecían caidos, su expresión vencida, era como si... como si estuviese reclamando por su dolor, quería gritarlo, y claramente esta era su forma de desquitarse, de dejar salir un poco de ese dolor que parece revivir cada tanto, en especial en este momento. Se que trata de ocultarlo, pero la conozco bien.

I was so Young
you should've known
better than to lean on me...-

Desearía ser capaz de eliminar todo eso de su vida, todo ese dolor que le provocó, todos esos miedos, todos esos complejos.

No puedo evitar dejar caer unas lagrimas llegado el final de su pequeña improvisación, su dolor era simple, era transparente, lo dejaba salir.

Al levantar su vista, me encuentro con esos detalles color cobre, cristalinos y angustiados. Ella simplemente hace una mueca estirando su media sonrisa, algo apenada, pero veo cómo se alarma al ver algo sobre mi hombro, por detrás de mío.

Me di vuelta y me encuentro con una María sollozante que se acerca a toda velocidad ignorando completamente mi persona. Iba hacia su hija. Pudo ver lo mismo que yo... dolor.

Y es que quién no lo haría, Ana es extremadamente transparente, y es de las cosas que más amo de ella, ni siquiera se esfuerza por ocultar cualquier cosa importante.

Todos tenemos mentirillas pequeñas, eso es obvio, pero también tenemos secretos más grandes, o disgustos que nos empeñamos en ocultar, pero ella no. Y mucho menos puede hacerlo cuando hace algo como bailar o cantar.

María la abrazó intensamente.—No puedo sacarme todo esto de la mente hija... quiero borrar todo ese tiempo en el que estuviste sola.- le dice en un secreto audible.—Soy una pésima madre, te fallé, te prometí cuidarte con todo mi ser, y eso no pasó, te solté...-

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