40. Mas reuniones.

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Buenos Aires. Abril 2019.

Anahí Markhez

Tercer día de reuniones. Esta semana fue horriblemente larga.

La cabeza me explota.

Un poco más y llega el sábado.

Después de repetirme eso, me levanté como pude, me bañé...eterno baño, salí y esta vez me tomé mi tiempo, mi pelo lo sequé y lo alisé dejando ondas en las puntas, me maquillé un poco más, con sombras neutras y luego de un desayuno ligero maquillé mis labios con mi nude favorito.

Entre en mi vestido negro al cuerpo que tapa mis rodillas y con puntilla en el torso, muy sobrio, pero lindo. Sandalias negras de tira, aquellos que se quedaron en las rejas del piso en el restaurante.

 Sandalias negras de tira, aquellos que se quedaron en las rejas del piso en el restaurante

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Si. La arreglada tiene su fin. Se con las personas con las que estoy tratando. Estas personas se dejan llevar por la imagen, me quiero imponer ante ellos y ellas, en especial demostrarles que su superficialidad no significa nada cuando se trata del mundo real.

Macarena entró a mi oficina con una seguridad que rajaba la tierra. Se sentía la reina del mundo.

Tenía una pollera negra tiro alto que marcaba su figura, una camisa de jean clara por dentro de la misma, y unos zapatos rojos, so-ña-dos.

Dios. Salve. A la reina.

Estamos presenciando muchas mujeres hermosas últimamente.

Sus finos labios estaban delicadamente maquillados con un rosa que sólo ella lucía, estábamos peinadas igual, sólo que su castaño claro resaltaba ese labial. Sus ojos oscuros no llevaban más que rimel y delineador. Lo que mejor le quedaba, era ese semblante que traía.

Yo me levanto de mi asiento, apoyando mis manos en el escritorio, boquiabierta. Ella se detiene y tiene mi misma cara.

— QUÉ?!.- nos preguntamos las dos mientras sonreímos satisfactoriamente frente a lo que vemos.

— Jefa, estás her-mo-sa, igual que siempre... pero hoy... Morena tiene razón.- me hizo reír.

— Ey, ni te acerques a mi novia de reserva, que me deja en cuanto te vea usando esos za-pa-tos.- momento de adoración a la ropa?

Claro que sí.

Llega Augusto.— Señ...- se queda pasmado, vemos cómo el color llega a  sus mejillas, pero inmediatamente se acomoda ese traje divino que tiene y se aclara la garganta.

— Te lo permito sólo por hoy.- le digo sonriente.

— Dios! Que hermosas...- nos reímos ambas.— hoy tenemos gente importante?.-

— No.- le digo mientras levanto mis cosas y los dos se acercan a ayudarme.— tenemos idiotas importantes.-

El achina los ojos.— Hoy va a haber gente enojada.-

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