28. Cerrado

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Madrid. Octubre 2019.

Juan Pablo Villamil

Nada está bien.

Definitivamente nada está bien.

— Oigan, me tomaré el fin de semana libre. Me llevaré el auto.-
Nos dice Moncho mientras mira su portátil. Nos miramos entre todos y eso nos pareció bastante raro.

— Y eso? A dónde va?.- le pregunta Isaza bastante intrigado por su actitud sospechosa.

— Nada... hay un par de lugares que me gustaría conocer, pero como tratan sobre historia científica y de campo, dudo mucho que les interese.- le resta importancia mientras se encoge de hombros.

Marto se para por detrás de él y ve la pantalla. Cierra los ojos y suspira prolongadamente al tiempo que soba su sien.— De verdad?.- le pregunta.

— Qué?.- le preguntamos a Martín a coro los que no entendemos.

— Que este quiere irse hasta Salamanca a ver la exposición de la cosa esa de la niña.- se cruza de brazos hablando con un poco de desprecio.

— Simón pero cómo...?- le pregunta Isaza.

— Ya, es algo que me interesa y además realmente me dieron ganas de ir.-

Todos nos miramos. Vemos la mueca de Isaza.

— No!.- se queja Martín.

— Yo iré de igual manera. Aunque la compañía sería genial.-

— Se queda con Villa y listo.- le responde Juan.

— Y quién les dijo que yo me iba a quedar?.- le pregunto cruzado de brazos.

— Eso no va a pasar, se que ustedes no le pondrán límite a este parce.- se va por la puerta y grita desde el pasillo—a primera hora salimos.-

Así que así fue. Estuvimos en las excavaciones, y Ana nos guió en un tour en inglés.

Estoy algo oxidado. Pero me encantó verla en su ambiente. Es increíble su forma de hablar y de explicar. Me volvía loco ver esa luz y esa seguridad que tenía al dar la visita. Se veía profesional, seria, pero aún así lo disfrutaba. Se parecía a Lara Croft con ese atuendo, y si, entiendo que eso usaba todos los días, pero uno fantasea.

Pero qué está diciendo Villamil?! Quite la mente de ahí.

Y quite la mirada!!

Dios mío.

Cuando terminó el tour, Simón se acercó a ella y la felicitó, pero era más que obvio que estaba enojada por no haberle avisado sobre nuestra visita.

Trate de hacerme cargo de la situación y de disculparme con ella, pero era demasiado tarde. Ella se cansó de mi y de mis berrinches. Eso me dolió, aunque tenía razón. Fue un buen pie para dejarla ir, ya no podría lastimarla más, porque ella ya trataba de alejarse de mí.

Esa voz molesta sonó a lo lejos. Era aquel tipo llamándole. Me molestaba verlo cerca de ella.

— Es momento de irnos.- dice Martín golpeando mi hombro.

Todos hacen caso, pero yo quería saber qué era lo que necesitaba él de ella.

Puedo ver que estaba preocupado por ella. Pero el estómago se me apretó en cuanto lo vi acercándola a él mientras la toma de la cintura. Cómo podía ser tan descarado?!

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