Verano 2016 | Alex

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En el kilómetro veinticuatro la carretera está un poco húmeda a causa de la llovizna que cae a sólo unos días de que el verano termine. Alex está en el coche con sus padres, los tres enfrascados en lo que parece ser una discusión que no tiene cuando acabar.

–Vamos, no pueden hacer eso –reclama levantando las manos en señal de protesta.

–Lo sentimos hijo, tu madre y yo ya lo hemos decidido.

–Pues pudieron habérmelo comentado, ya no soy un niño.

–Lo sé cariño –le dice su madre–. Pero será bueno para todos cambiar de aires.

–Entonces sólo esta temporada eh...–el muchacho lleva una mano hacia su barbilla fingiendo pensar–. Lo acepto, pero tengo una condición.

–Dinos cariño.

– ¿Puedo entrar al equipo de fútbol? –pide ansioso.

–Eres imposible Alex –contesta la mujer riendo.

– ¿Entonces que dicen? –cuestiona Alex irritado. Ve a su padre quién mira por el espejo retrovisor cada dos minutos. Pareciera que no le está prestando atención, por lo que Alex decide voltear a ver qué es lo que tiene a su padre pendiente. Logra ver una camioneta negra con los faros delanteros apagados, dando la impresión que no se quieren hacer notar.

–Eso...–empieza a decir María, su madre, girándose hacia él. Le ofrece una mano que Alex rápidamente toma –. Aún no lo decidimos –continúa la mujer. Alex agacha la cabeza ante la evidente negativa a su petición –Pero... –la frase se queda en el aire.

Todo sucede tan rápido y tan repentinamente, los pasajeros sienten el impacto al Crossover por la parte trasera, Iván acelera, pero no es suficiente, la carretera mojada no es de mucha ayuda, la camioneta negra vuelve a impactarlos, esta vez con más fuerza, el Crossover zigzaguea, los frenos parecen vaciarse y sin poder hacer nada para evitarlo, el auto da varias vueltas de campana hasta quedar fuera de la carretera pero en la posición inicial. 

<<Línea de división>>

Tras unos minutos en los que todo parece haber terminado trágicamente, Alex empieza a reaccionar. Despierta con un fuerte dolor de cabeza y un incesante zumbido en los oídos, confundido se lleva una mano hacia donde siente mucha presión, sangre corre por su rostro.

El miedo y la confusión aumentan al no sentir las piernas, con pesar abres los ojos al fin para encontrar que no puede moverlas pues son presionadas por el asiento en el que se encontraba María hace lo que él cree, instantes.

Pone sus manos hechas puño sobre donde se encuentra sentado, se impulsa hacia adelante para poder ver a su madre, pero ésta no se encuentra más ahí. Asustado gira a ver a su padre. La piel se le eriza y el pánico se apodera de él con cada segundo transcurrido. Iván tiene la cabeza rota y pequeños fragmentos de cristal sobre ésta, mucha sangre brota de la herida. Horrorizado Alex cierra los ojos y golpea el asiento que tiene delante.

– ¡Papá! ¡Papá despierta! –grita hasta sentir ardor en la garganta–. No, no, no. Esto no está pasando–susurra sin creer lo que ve.

Las lágrimas no le permiten ver bien lo que hay a su alrededor, pero sabe internamente que no desea hacerlo. Sólo quiere regresar el tiempo atrás, si pudiera hacerlo, sería exactamente hace una hora. Seguiría junto a sus padres en la elegante celebración de la jefa de su madre.

Pero es consciente de que la realidad es otra, otra que no quiere y que sus ojos llorosos no le permiten ver claramente. Los minutos pasan y el dolor se acrecienta, al parecer nadie llegará para sacarlo de ahí. Entonces lo recuerda: el móvil.

Lleva la mano al bolsillo de sus pantalones de vestir, ese que eligió su madre para la ocasión, saca el iPhone y le marca a la estación de policía. Trata de hablar lo más calmado que aquella situación le permite hacer.

–Sí, kilómetro veinticuatro –dice Alex y corta la llamada.

Cada vez el dolor de cabeza es más difícil de soportar, se siente agotado pero no quiere dormir, pues algo le está comiendo la cabeza: ¿Dónde está su madre?

La policía tarda unos minutos en llegar, pues el kilómetro veinticuatro está ubicado a escasos metros de la salida del pueblo.

Lo último que Alex logra ver antes de quedar inconsciente por segunda vez, es a dos oficiales corriendo hacia el Crossover, específicamente hacia donde él se encuentra. 

Todo por AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora