𝑴𝒊é𝒓𝒄𝒐𝒍𝒆𝒔
– ¿Te sientes mejor cariño? –pregunta Carla entrando en la habitación.
–No mamá –murmura acurrucándose entre las sábanas.
–Será mejor que te quedes en casa por hoy. En verdad me asusté mucho cuando la directora me llamó, no me arriesgaré a que suceda otra vez.
–Ni lo digas...
–Bueno, iré a ver a tu hermana. Ya sabes cómo se demora esa niña.
–Está bien.
Su madre le acaricia la frente y deposita un beso en la misma. Se levanta de la cama y se dirige a la puerta para salir, pero antes de hacerlo gira hacia Alexandra.
–Dejé comida en el microondas, no olvides calentarla antes. Cuídate cariño.
Asiente y ve desaparecer a su madre, mientras los ojos se le cierran involuntariamente.
***
Los rayos de sol caen precisamente en su rostro obligándole a despertar del profundo sueño en el que se encuentra sumergida tras una madrugada en vela.
Se remueve sobre la cama quitando las sábanas para levantarse a comer algo, pues desde la tarde de ayer no prueba bocado alguno.
El móvil sigue vibrando sobre la mesa de noche, lo que aumenta el dolor de cabeza que siente. Lo toma y como ya lo suponía, es Ernesto llamando.
Deja pasar la llamada y al instante un mensaje de texto aparece en la pantalla.
"Alex, sé que sigues molesta conmigo, pero déjame explicarte lo que sucedió. Responde por favor, estoy preocupado. Emily me contó lo que te pasó ayer y no llegaste hoy. Dime que estás bien."
Baja las escaleras tomándose su tiempo, al pisar el último escalón escucha unas voces provenientes de la sala. Se queda quieta un momento mientras un escalofrío le recorre la espalda. Con sigilo y el temor instalado en ella camina hasta donde las voces se hacen más claras.
Se tranquiliza al ver el televisor encendido y saber que las voces son parte del diálogo de la película que se transmite en este.
– ¿Cómo alguien olvida apagar el televisor? –se pregunta y se dispone a desenchufar el aparato, respirando agitadamente.
Un sonido en su estómago le recuerda el motivo por el cual dejó su tibia cama. Mirando el Smartphone entra en la cocina sin percatarse que ya hay una persona dentro.
–Maldita sea... –dice por lo bajo al alzar la mirada y ver a alguien de espaldas frente al fregadero –.Me asustaste.
El pelinegro se gira y en su rostro refleja estar tan sorprendido como ella.
–Lo siento –se disculpa el muchacho secando sus manos–. Pensé que sería el único en casa.
–No fuiste a la escuela –comenta pasando frente a él para abrir el refrigerador.
–Veré al doctor hoy. ¿Y tú?
– ¿Yo? –pregunta confundida mientras saca el zumo de naranja.
– ¿Por qué no fuiste a tu escuela?
–Por nada en especial. –es lo único que dice, pues no quiere hablar con él.
Espera pacientemente a que Alex salga de la cocina para empezar a comer.
El desayuno parece más insípido estando sola, por lo que termina en menos de diez minutos con la intención de volver a encerrarse en su habitación.
Después de lavar lo que usó sale de la cocina, pero justo antes de subir los escalones alguien habla detrás de ella.
–Alexandra... –al escuchar la voz de Alex pronunciando su nombre, siente un cosquilleo recorrer su espalda, una sensación muy distinta y cálida en comparación con la de ayer.
Se gira lentamente hacia él, el muchacho está parado sosteniéndose en sus muletas y el móvil con la mano.
–Es tu padre, quiere hablarte –dice y le alcanza el iPhone.
– ¿Papá? –contesta la castaña tomando la llamada.
–Te marqué al móvil, pero lo tienes apagado –le regaña su padre.
Saca el móvil de los pantalones de pijama y nota que es cierto, está apagado.
–No lo noté, la pila se agotó.
–Sé que te quedaste en casa porque no te sientes muy bien, hija –empieza a hablar Felipe–. Pero, necesito que hagas algo por mí.
–Seguro.
–Bueno, hoy le quitarán la escayola a Alex y yo no puedo ir con él. ¿Podrías tú suplirme?
Resopla pensando que esto es lo último que puede pasarle. No quiere salir de casa, no después de lo que pasó ayer, y peor aún no quiere salir junto a Alex precisamente por lo que este dijo ayer también.
–Está bien, papá.
Le devuelve el móvil a Alex que sigue parado frente a ella.
– ¿Vendrá por mí? –le cuestiona el pelinegro.
–No, yo iré contigo.
–No es necesario que lo hagas.
–No lo hago por ti, lo hago por mi padre –culmina y sube las escaleras sin voltear la vista atrás, mientras escucha el pesado suspiro del muchacho.
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Todo por Alex
Fiksi RemajaAlex Noriega lleva una vida normal, como la de cualquier adolescente, le va muy bien. Pero todo cambia repentinamente al sufrir la tragedia más grande de todas. Tras perder a sus padres en extrañas circunstancias, su vida no vuelve a ser la misma...