𝑫𝒐𝒎𝒊𝒏𝒈𝒐
Al escuchar la voz de su novio, los nervios aparecen tan repentinamente sin que pueda hacer nada para controlarlos, mientras que la mirada del muchacho frente a ella parece quemarle la piel.
–Ya veo porque no podíamos vernos –dice llamando su atención.
–Vamos a hablar –le responde rápidamente–. No aquí, caminemos –sugiere deseando escapar de entre los dos, cuanto antes.
El chico empieza a seguirle los pasos pero sin pronunciar palabra alguna. Casi pisándole los talones llegan hasta un parque a unas cuadras de la casa de Alexandra.
– ¿Me vas a decir lo que está pasando? –pregunta el castaño deteniéndose frente a ella.
–Acompañé a mi madre a recoger a Alex del hospital.
–Sabes que no es a eso a lo que me refiero.
– ¿Entonces? –cuestiona confundida.
–Pudiste habérmelo dicho cuando hablamos por la mañana, ¿por qué esperar a qué te vea abrazada a él? –le pregunta y en su mirada brilla un destello de tristeza.
–Se resbaló y yo lo sostuve. Si no le has visto, sigue usando una férula en la pierna –explica sin ánimos para discutir.
– ¿En qué momento nos alejamos hasta este punto? –se sienta en el banco de la plaza con la cabeza gacha.
–No tengo idea –responde sentándose a su lado.
–Te echo de menos, echo de menos pasar tiempo contigo y extraño por sobre todas las cosas, lo que éramos hace un tiempo –dice con dificultad, como si intentara esconder lo que siente realmente. Las palabras de su novio calan en ella de tal forma que le empiezan a lagrimear los ojos. Siente el deseo y necesidad de unir sus manos.
–Yo también –admite cuando el chico corresponde a su gesto y entrelaza su mano con la de ella. No recibe respuesta por parte de él, pero le conforta el suave tacto que recibe de su parte.
–Es irónico...
– ¿El qué?
–Es irónico que mientras mis padres se acercan cada vez más, nosotros no lo llevamos nada bien y nos alejamos.
– ¿Qué deberíamos hacer? ¿Separarnos un tiempo? –propone con un nudo formado en la garganta.
– ¿Qué? –el muchacho gira hacia ella y le toma del rostro–. ¿Es eso lo que quieres?
– ¿Lo quieres tú? –pregunta con el temor impregnado en su voz.
–Por supuesto que no, ya te extrañé durante todo este tiempo. No quiero estar más lejos de ti. No quiero Alexandra.
Ya ni siquiera recordaba como sabían los labios del castaño sobre los suyos, tampoco el dulce aroma que se desprendía de él cuando estaban tan cerca.
–Yo también te quiero –dice cuando se aleja para tomar aire.
–Se lo conté a Keit y a Marcus en el entrenamiento, Emily casi siempre va. De seguro lo escuchó de casualidad. Yo no se lo conté –explica desviando el tema.
–No me molesta que ella lo supiera –admite con el ceño fruncido–. Lo que me ponía de malas es que no te veía desde hace un tiempo y ni siquiera tenía novedades de ti.
–Lo siento por no responder los mensajes. Harry no quería estar solo con papá, entonces empezó a incluirme en todos sus planes –cuenta sosteniendo a la castaña por la cintura.
–Desde hace mucho que no te veo tan feliz.
–También soy feliz cuando estoy contigo Alexandra –toma la mano de la castaña y deja un delicado beso sobre ella.
–Debí haberte dicho a dónde iba esta mañana, siento no haberlo hecho.
– ¿Qué le pasó? ¿Por qué regresaban del hospital? –pregunta cambiando su sonrisa por una expresión seria.
–Pues... –los recuerdos de la noche del viernes golpean su memoria y se le forma un nudo en el estómago que le impide pronunciar alguna palabra.
–Quiero saber...
–Le golpearon hasta dejarle inconsciente. Pasó la noche en el hospital y hasta hoy le dieron el alta.
– ¿Saben quién fue? –inquiere preocupado.
–No, papá se está encargando de eso.
–Es difícil de creer... No ocurren asaltos regularmente en este lugar. Pero con lo que te pasó ese día, ya nadie es de confiar aquí.
– ¿Con lo que me pasó? –se aleja del muchacho confundida.
–Ya sabes, cuando te siguieron hasta la escuela. Emily me contó que estabas temblando cuando llegaste. Me preocupaste mucho Alex.
El momento en que aquel desconocido se acercó a ella, vuelve a su memoria. No recuerda detalles, solo el cómo se sentía. Y la imagen de Alex asustado tal cual lo estuvo ella aquel día, le afecta más de lo esperado.
– ¿Estás bien? –pregunta Ernesto.
–Sería mejor no hablar de eso.
–Está bien. Entonces, ¿a qué se refería tu madre con que también estoy invitado? –pregunta cambiando de tema, lo que Alexandra agradece internamente.
–Planea una cena –dice luego de componerse–.¿Quieres venir? –le pregunta y sonríe al verle asentir animado.
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Todo por Alex
Teen FictionAlex Noriega lleva una vida normal, como la de cualquier adolescente, le va muy bien. Pero todo cambia repentinamente al sufrir la tragedia más grande de todas. Tras perder a sus padres en extrañas circunstancias, su vida no vuelve a ser la misma...