𝑴𝒊é𝒓𝒄𝒐𝒍𝒆𝒔, 7:40pm
– ¿Lo hacemos aquí o en el cuarto de baño de tu habitación? –le pregunta al verle sentarse sobre el sillón.
El muchacho levanta las cejas sin tener idea a lo que esta se refiere.
–Hablo de tu pierna –explica.
–En la habitación –dice para ponerse de pie y con ayuda de las muletas caminar hasta donde indica.
Al quedarse sola en la sala, repasa mentalmente las instrucciones que le dio el doctor antes de que salieran del consultorio.
Después de tomar una franela del armario de la habitación de sus padres, baja las escaleras y se dirige a la habitación de invitados.
No cree necesario llamar a la puerta, por lo que la abre sin más.
Alex se encuentra de espaldas sosteniéndose en la mesita de noche y quitándose la camiseta, dejando al descubierto su ancha espalda con algunos lunares dando la impresión de una constelación sin descubrir aún.
– ¿Y bien? –suelta el pelinegro girándose hacia ella.
–Empecemos.
Entra en el cuarto de baño y el aroma del perfume inunda sus fosas nasales. Aspira profundamente para retener un poco más el olor que se ha vuelto su favorito en las últimas semanas.
Arrodillada a un lado de la tina de baño mete la mano en esta para cerciorarse de que la temperatura del agua sea la correcta.
Asiente con la cabeza mirando al muchacho frente a ella, quien se encuentra sentado en el borde de la tina.
– ¿Debo hacerlo? –pregunta Alex.
–Veinte minutos –afirma echándole un vistazo a su móvil para controlar el tiempo.
Los minutos pasan sin que ambos pronuncien palabra alguna, tan solo miradas de vez en cuando, cuando por casualidad se encuentran mirándose sin que el otro se dé cuenta.
– ¿Puedo preguntar algo? –dice el muchacho quebrando el incómodo silencio que se ha formado.
–S... sí –musita dudosa.
– ¿Qué te pasó ayer? –cuestiona con el ceño fruncido.
Si tuviera un espejo justo en frente suyo notaría lo desencajado de su rostro. ¿Qué pasó con ella ayer? Ni siquiera ella sabe qué es lo que pasó concretamente, o al menos no sabe cómo explicarlo.
–Yo... no recuerdo muy bien –responde sinceramente–. ¿Cómo es que lo sabes?
–Mara me lo contó, estaba muy preocupada.
–Ya me disculpé por haberles asustado.
–Ya... –susurra–. Conmigo no.
– ¿También te preocupaste? –inquiere realmente sorprendida.
Su móvil vibra indicando que ya han pasado veinte minutos en los que Alex ha sumergido la pierna que ya no lleva la escayola.
– ¿Ya? –cuestiona el adolescente impaciente cambiando radicalmente de tema.
–Ya. Lo haré por ti.
Empieza a jabonar suavemente, desde la rodilla hacia abajo. Una extraña sensación la invade. Nunca ha hecho esto por nadie y he aquí haciéndolo por alguien que aún representa un extraño para ella.
– ¿Está bien así? –le pregunta, es la primera vez y quiere estar segura de que está siendo de ayuda para él.
– ¿Es normal sentir ardor? –pregunta en respuesta el pelinegro.
–No estoy segura. El doctor no mencionó nada al respecto.
–Pero mencionó que podrías ayudarme, tonta suposición –no le da crédito a lo que escucha decir al pelinegro que enchina los ojos mirando su pierna.
– ¿A qué te refieres con eso? –cuestiona levantando el tono de su voz.
–Él supuso que me ayudarías, pero ¿qué le llevó a pensar eso?
–Si lo que te molesta es que yo te ayude, entonces hazlo tú –espeta incrédula.
–No dije eso.
–Seguro –intenta levantarse del suelo húmedo en el que aún se encuentra arrodillada.
Pero Alex le detiene sujetando su brazo, lo que le hace resbalar antes de siquiera estar completamente de pie.
El pelinegro la sostiene de los brazos evitando que caiga de bruces contra la tina, quedando a centímetros de su rostro. Ella instintivamente baja la cabeza tratando de ocultar lo sonrojada que empieza a sentirse.
Al levantar la mirada, choca con los ojos verdes que la escudriñan sin pudor.
–No soy una niña –sentencia.
–Sé que no –susurra Alex, haciéndole cosquillas en la nariz.

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Todo por Alex
Novela JuvenilAlex Noriega lleva una vida normal, como la de cualquier adolescente, le va muy bien. Pero todo cambia repentinamente al sufrir la tragedia más grande de todas. Tras perder a sus padres en extrañas circunstancias, su vida no vuelve a ser la misma...