Mayo 03 | Alex

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𝑴𝒂𝒓𝒕𝒆𝒔 

–¿Qué pasó contigo ayer? –pregunta la rubia dirigiéndose a Matheo mientras se abre espacio entre los dos chicos para sentarse–. ¿A dónde fuiste? –insiste al no obtener respuesta alguna.

–¿Por qué lo preguntas? –cuestiona Alex abriendo su bebida.

–Pues, fui con Santiago a la práctica de ayer... y no te vi Math. ¿Sofía te está distrayendo? –inquiere socarrona.

Matheo tensa los hombros y gira a ver al pelinegro con cara de "te lo dije", además de pedir su apoyo de manera sileciosa.

–No fue por Sofía, fue por mí –responde Alex muy relajado–. Nadie pudo pasar por mí ayer y Matheo se ofreció a acompañarme, es todo –explica al ver a Jessica un poco recelosa.

–Pensé que habrían hecho algo sin mí –comenta aliviada por creer que no fue así.

– ¿Y cuándo hemos hecho algo así? –pregunta el pelinegro a la defensiva. Jessica le observa con los ojos entrecerrados, incrédula.

–Eres una maravillosa persona –le da un beso en la mejilla al moreno que hasta el momento permanecía en silencio.

–No necesito que me lo digas –dice al fin, fingiendo limpiarse la mejilla con el dorso de la mano–. Eso, ya lo sé –sonríe con extrema confianza y aparente superioridad.

–Da igual, no te perdiste de mucho –murmura la chica sin importancia mientras come.

–¿A qué te refieres? –pregunta Alex, adoptando el papel de confundido.

–No se centraron en practicar para el próximo partido, lo que es curioso... el equipo del San Gabriel es un rival difícil. 

Al mencionar el nombre del colegio de Alexandra, es inevitable no pensar en ella y en lo que Alex le ha permitido conocer acerca de la muerte de sus padres.

–Les ganaremos con facilidad –comenta Matheo confiado.

–Eso espero, ayer en lugar de las habituales prácticas hubo pruebas para elegir al nuevo jugador, creo que todos esperaban verte ahí Alex.

–Ya se lo dije –dice Matheo animado, pero prontamente retrocede cuando Alex le fulmina con la mirada.

–Incluso Matías preguntó por ti –habla Jessica cohibida por cualquier reacción que pudiera tener Alex para con ella.

–¿Matías Larriaga? –pregunta extrañado volviendo a formar parte de la conversación. 

–¿Increíble no? Parece que no te detesta tanto después de todo –comenta su amigo con una amplia sonrisa.

–Tal vez ya olvidó lo que pasó en las prácticas de verano, hasta incluso lo de... Leah –sugiere su amiga.

–Ya... pero yo no –les asegura a ambos.

–Pero, ¿qué pasa aquí? –escuchan la familiar voz de alguien acercándose desde atrás–. ¿Por qué tan serios? –la imagen de Santiago aparece de entre tantos chicos yendo de un lado a otro con bandejas de comida en las manos–. Hola preciosa –se dirige a su novia.

–Hola Tiago –saludan Matheo y Alex al unísono.

–¿Qué hay de nuevo? No los he visto desde la fiesta –dice pensativo.

–Ya... –murmura el pelinegro intentando no sacar el tema a colación, especialmente por Jessica.

–Es cierto, no nos vemos desde entonces –afirma el moreno notando la repentina incomodidad de Alex.

–Vaya fiesta eh... –insiste el chico con el tema–. Por cierto Alex, la chica con la que vives se llama Alexandra, ¿verdad?

–¿Por qué lo preguntas? –cuestiona después de asentir.

–Pues, porque la pelea que hubo en la fiesta fue por ella, ese tipo no dejaba de gritar su nombre. Parecía, en extremo, furioso –explica y Alex aleja su almuerzo de él, perdiendo el apetito por completo. 

–Santi... –le susurra la chica a su novio en manera de reproche. Alex sabía de la pelea y el posible motivo de que se originara, pero al confirmar sus sospechas, la cabeza le empieza a dar vueltas.

<<Línea de división>>

–¿Está todo bien? –siente un codo golpearle a la altura de las costillas.

–Math –le reprocha con mirada furtiva.

–No has dejado de ver tu móvil, pareciera que no estás aquí en el Valle Dorado sino en otro lugar. ¿Me dirás qué pasa?

–No pasa nada –miente guardando el teléfono.

–Vale –murmura sin convencerse–. Sé que ya hablamos de esto, pero... realmente deberías considerar entrar en el equipo –habla pausadamente.

–No insistas Math, por favor. Ya te lo dije, debo resolver el asunto de mis padres antes de cargarme cualquier otro compromiso –repite agotado con tan solo recordarlo.

–Ayer fuimos hasta ese lugar y no encontramos absolutamente nada –empieza a decir y Alex abre la boca para tratar de decir algo, pero Matheo se lo niega–. Te creo, ¿bien? Sé lo que viviste ese día, no dudo de tu palabra. Pero creo que deberíamos dejar que la policía haga su trabajo.

–Ha pasado poco más de dos meses, ¿qué debería hacer entonces? ¿Sentarme a esperar que la policía lo resuelva?

–Debes confiar en que el padre de Mara está haciendo todo por resolver esto. Sabes muy bien que las investigaciones continúan, recuerda que él también perdió a su amigo.

–Esta no es una competencia de quién perdió más aquí, no se trata de eso. Se trata de saber quién nos hizo esto y que pague las consecuencias.

–Tienes razón... –dice su amigo convencido–. No es fácil hablar contigo, no eres el mismo de antes.

–No espero que lo entiendas, tus padres están bien y sabes que al salir por esa puerta –señala el gran portón dorado–, los verás.

–Alex, yo... –susurra, pero Alex alza una mano evitándole hablar.

–Y te equivocas, sí encontramos algo –le asegura y entra rápidamente al salón de clases.

Todo por AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora