𝑳𝒖𝒏𝒆𝒔
–Hey –llama su atención llegando hasta donde él se encuentra–, pudiste llamarme. Buen día señora Carla –saluda el moreno haciendo un ademán con la mano.
–Gracias por traerme –le dice Alex a la madre de Alexandra, cerrando la puerta del coche.
–Buenos días Matheo, saluda a tu madre de mi parte –les sonríe cálidamente a ambos y enciende el motor del auto saliendo del aparcamiento enseguida.
–Hola Math –le saluda–, siento no haber llamado. Quise venir con ellas hoy –dice sinceramente.
–Bien –murmura con simpleza–. Oye, ¿crees que puedas hacer las pruebas para el equipo? Ahora que estás bien, el entrenador no dudará en llamarte –comenta animadamente.
–No lo sé Math –titubea entrando en la escuela–, sabes que tengo otras prioridades por el momento –explica seriamente como si fuese obvio para su amigo.
– ¿Cuáles Alex? Ya sabes quién es el responsable de esas fotos –comenta espabilado–, no necesitas seguir preocupándote por eso.
–No, creo saber quién me envió esas fotografías. No tengo la certeza y tampoco sé quién asesinó a mis padres – espeta serio.
–Vale Alex –le detiene poniendo una mano sobre el pecho del pelinegro–. Sé que no sé cómo te sientes –replica susurrando para no llamar la atención de la gente alrededor.
–No, no lo sabes –quita la vista de su amigo, con brusquedad.
–Pero eso no significa que no intente ayudarte, todo este tiempo es lo único que he tratado de hacer. Entenderte, ser de ayudar para ti.
–Nunca dije que no me ayudaras Math...
–No me la pones nada fácil Alex –confiesa cabizbajo–, con esa actitud solo conseguirás que la gente se aleje.
–Ya, lo entiendo. Deja de decirme lo que debo hacer o cómo debo actuar.
–No intento ser tu padre Alex, solo quiero de vuelta a mi amigo. Sé que no eres el mismo desde lo que pasó y estaré aquí hasta que te encuentres.
–No sigas –pide con la voz entrecortada–. No aquí, por favor –echa un vistazo sobre su hombro observando de reojo a varios estudiantes pasar junto a ellos.
–Siento ser impertinente, pero sabes muy bien que si no lo decía ahora... no lo hubiera hecho después.
–Sé que se ha vuelto difícil hablar conmigo. Estoy intentando reponerme, lo juro. Pero... no es nada fácil –susurra apoyado en los casilleros.
–No estás solo Alex –el moreno sacude el oscuro cabello de Alex de manera amigable.
–Ese periodista me tiene sin cuidado ahora –replica retomando el tema–pero quien me golpeó sigue por ahí y en cualquier momento puede intentarlo otra vez.
–Lo sé, no creas que lo he olvidado –responde a la defensiva–, sabes que no dejaré que ocurra otra vez.
–Todavía no hemos hecho nada para encontrar al culpable y eso es algo que me tiene jodido Math.
–Entiendo totalmente, pero además de intentar escabullirte en la oficina del padre de Mara, ¿qué más podrías haber hecho estando malherido? –inquiere.
–Lo intentaré otra vez –anuncia con voz firme–, esta vez entraré... –empieza a planear en voz alta.
–Alex, son policías. Y si nos descubren, ¿qué? –pregunta con preocupación.
–Mi padre también lo era y sabíamos cómo despistarle. No nos será difícil –trata de animarle mientras saca los libros del casillero, metiendo todo con prisa en la mochila.
–Pero tampoco será fácil –replica cruzado de brazos.
–Math, estamos a mayo, no puedo simplemente seguir esperando. Todo este tiempo no he hecho más que perder el tiempo en asuntos sin importancia.
–No digas eso, has seguido con tu vida, eso es todo. No te sientas culpable por haberlo hecho.
–No puedo seguir si no sé la verdad de lo que ocurrió. Si quiero superarlo debo saber, necesito saber –repite.
–Sabes que haré lo que me pidas –le recuerda.
–Hoy regresaré a la carretera, quizás encontremos algo que ellos no pudieron –dice esperanzado–. ¿Vienes conmigo? –cuestiona cerrando su casillero.
–Iré contigo –recalca cerrando el suyo.
– ¿Si me preguntan por ti en el equipo?
–Inventa algo, se te da bien –comenta divertido.
–No repitas eso frente a mi novia, ¿bien? –exige molesto–. Mejor no vuelvas a repetirlo nunca.
<<Línea de división>>
–Hola Alex –saluda la rubia, algo tímida acercándose a la mesa donde se encuentran +el y su mejor amigo–. ¿Puedo sentarme ahí? –pregunta insegura señalando el banco.
–Claro Jess –responde rápidamente deslizándose hacia la izquierda para dejarle un espacio a la chica.
–Qué raro, Jessica pidiendo permiso –comenta Matheo sorprendido por la actitud de su amiga–. ¿Pasó algo entre ustedes? –cuestiona sorbiendo de su pequeña botella.
–No, no pasó nada –niega el pelinegro fijando su mirada en la adolescente junto a él.
–Alex, lo siento si fui inoportuna. Solo quería asegurarme de que estabas bien –habla en voz baja.
–Lo sé Jess, no quise molestarme contigo... –le tranquiliza–. Pero no vuelvas a dudar de mí, por favor –pide atrayendo a la rubia hacia él, rodeándole por los hombros.
–No volveré a hacerlo –le asegura reposando su cabeza en el hombro de Alex.
–Traté de llamarte ayer, pero no respondiste ninguna de mis llamadas –reclama.
–No pude avisarles que mi padre ha puesto en práctica la política de no teléfonos móviles los domingos, lo siento.
–Deberías decirle a Santiago también –sugiere.
– ¿Me pueden explicar? –increpa el moreno ladeando la cabeza totalmente confundido, terminando la charla que Alex y Jessica habían entablado–. ¿Olvidaron contarme algo?
– ¿Cómo es que sé más de una fiesta a la que no fui, que tú que estuviste allí? –pregunta la chica enarcando una ceja.
–Perdona por ocupar mi atención en mi novia y no en los que ahí estaban –contraataca hábil–. ¿Qué sucedió en esa fiesta? –repite masajeando sus sienes con exagerado malhumor.
–Pues hubo una pelea... –empieza a decir Jessica comiendo de su almuerzo.
–Un asunto sin importancia –interviene Alex, interrumpiendo la explicación que su amiga iba a dar–, solo eso.
–Bien, ¿pero sobre qué o quién? –inquiere Matheo más curioso–. ¿Alguien que conocemos? Si en casa solo conocíamos a Tiago.
–Sobre Alexandra, la chica con la que vive Alex. Bueno... sobre su novio realmente –contesta la rubia, desviando la mirada de su almuerzo al chico de ojos verdes a su lado.
–Bien, para ya –pide conteniendo su molestia–. Alexandra tiene sus asuntos, y no deberían importarnos –sentencia alejando su comida de él.
–No nos importan Alex, pero al parecer a ti sí –murmura el moreno.
–No, claro que no –concluye intentando convencerse de sus propias palabras.
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Todo por Alex
Novela JuvenilAlex Noriega lleva una vida normal, como la de cualquier adolescente, le va muy bien. Pero todo cambia repentinamente al sufrir la tragedia más grande de todas. Tras perder a sus padres en extrañas circunstancias, su vida no vuelve a ser la misma...