𝑳𝒖𝒏𝒆𝒔
–Ni lo pienses –se para firmemente sin expresar ninguna emoción.
–Vamos Alex –intenta convencerle, mientras el pelinegro no se inmuta a pesar de sus castaños ojos mirándole fijamente.
–La respuesta es no Alexandra, solo te diré a dónde iremos. Te llevaré a tu casa y te quedarás ahí tal como lo quiere tu madre.
– ¿Y sabes con exactitud qué es lo que mi madre quiere, Alex? –pregunta desafiante cruzando los brazos.
–Sí, quiere que estés completamente sana y salva en tu casa y eso es lo que haremos –responde adoptando la misma posición que ella.
–Ella cree que con todo lo que ha pasado... –empieza a decir apoyada en su poder de convencimiento.
–No deberíamos dejarnos solos –termina la frase resignado, recordando lo que Carla ha repetido continuamente a diario–. No quiero que tengas que mentirle a tu madre.
–Bueno pues, ese será un asunto entre ella y yo. Yo veré cómo me las arreglo –susurra girando hacia el moreno que los observa sin pronunciarse.
–No quiero exponerte a nada Alexandra –dice arrastrando las palabras.
–¿Exponerme a qué? ¿Por qué luces tan preocupado? –le pregunta confundida por su actitud.
–Pues... a cualquier cosa, lo que haremos no es nada seguro.
–Pero –se detiene a pensar por un momento–. Matheo también estará con nosotros. No hay de qué preocuparnos –le alienta.
–Ya para Alex y acepta, además Alexandra debe saber cómo burlar a los oficiales que su padre ha dispuesto para ese lugar –le apoya el moreno.
– ¿Para ese lugar? –cuestiona intrigada–, ¿a dónde iremos?
–Bien, debemos pensar qué le dirás a tu madre –dice Alex, negando con la cabeza mientras camina nervioso sobre su mismo lugar.
–Ese no es problema, le diré que iré al centro con Sara –responde tranquilamente tecleando sobre la pantalla de celular.
–Espera –le detiene el pelinegro–. ¿Cómo sabremos que tu madre no se asegurará de que eso sea cierto?
–Le pediré a Sara que me cubra si es necesario. Tú, tranquilo –susurra antes de escuchar la voz de su madre–. Hola mamá, estoy con Alex ahora mismo. ¿Recuerdas que tenía planes con Sara el fin de semana?
–Sí nena, ¿qué pasa? –pregunta su madre apresurada.
–Pasa que se adelantaron y quería pedirte permiso de poder ir hoy –dice con voz dulce.
–No te puedo llevar hasta el centro y Alex también tiene planes hija. ¿Sara te llevará?
–No madre, nos encontraremos allá y Alex no tiene ningún problema en llevarme. ¿Verdad Alex? –le pasa rápidamente el teléfono móvil.
–No se preocupe Carla, me queda cerca la casa de mi amigo. Yo la llevaré hasta allí y la recogeré de vuelta a casa–habla fingiendo seguridad.
–Bueno, está bien –acepta su madre a regañadientes–. Cuídense mucho por favor y no lleguen tarde.
–Adiós mamá –se despide guardando el móvil en el bolsillo del blazer.
–Esto no está bien –escucha a Alex murmurar.
<<Línea de división>>
Caminan en silencio dedicándose miradas entre los tres, pero sin mencionar palabra alguna. Nerviosa, vira en dirección a Alex, esperando que diga algo, pero este sigue con la vista fija en la calle frente a ellos.
–Ya hemos caminado mucho, debes estar cansado Alex –se queja secando el sudor de su frente con el dorso de la mano.
–No te preocupes por mí –le tranquiliza–. Lo siento Alexandra, pero no podemos descansar.
–Estoy bien. Pero ¿Por qué no tomamos un taxi en la parada que estaba cerca de tu escuela? –pregunta liberando a su espalda del peso de su mochila.
–Aún no se permite que circulen por esa zona. ¿Quieres que la lleve yo por ti? –pregunta señalando la mochila que la castaña lleva con dificultad en las manos.
–Sí por favor, pero solo un momento –le dice entregándosela–. Math, ¿estabas de acuerdo con esto? –pregunta seriamente sacándose el blazer que con cada segundo que pasa quema su piel bajo el intenso sol.
–No al principio, pero nunca dejaría solo a Alex –responde tomando una gran bocanada de aire.
–Agradezco que vengan conmigo, esto es muy importante para mí –dice Alex
–Cuando lleguemos tú descansarás y nosotros haremos lo que quieras –dice Matheo pasando el brazo de Alex por sobre su hombro.
– ¿Cómo es que piensan que burlaré a la patrulla? –inquiere intentando pensar en una buena estrategia–. Me es difícil tomarle el pelo a mi padre, ¿realmente pretenden que lo haga con un par de policías?
–Vamos Alexandra –dice el moreno llamando su atención–, no me dirás que nunca saliste de casa sin el permiso de tu padre –le guía un ojo.
–No –niega rotundamente–, claro que no. ¿Qué debo hacer?
–Matheo solo está bromeando –susurra el pelinegro a su lado–, no tienes que hacer nada más que avisarnos cuando alguien se acerque. Nadie puede vernos, sino todo se habrá arruinado –asegura con expresión neutra.
–Aún no me han respondido y ya no puedo más con la intriga, Alex dime ahora mismo a dónde vamos –le exige con seriedad en su rostro y en el tono que usa para dirigirse a él.
–Si al saberlo cambias de opinión, no podré regresarte a casa –se excusa.
–Acepté venir solo por ti –confiesa sintiendo sus mejillas arder–. Es lo que mi madre querría –se anticipa a decir al notar la mirada del moreno sobre ella.
–Pero es seguro que tu madre no se refería a esto –contraataca.
–Alex –se para frente a él provocando que el chico de ojos verdes frene en seco–. Ya estoy aquí y no pienso irme.
–Iremos a la carretera en donde Alex tuvo el accidente –responde Matheo con voz profunda–. No entiendo porqué lo aplazas hermano, falta poco para llegar y ella no se irá sin ti –reafirma.
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Todo por Alex
Teen FictionAlex Noriega lleva una vida normal, como la de cualquier adolescente, le va muy bien. Pero todo cambia repentinamente al sufrir la tragedia más grande de todas. Tras perder a sus padres en extrañas circunstancias, su vida no vuelve a ser la misma...