Abril 18 | Alex

1K 79 10
                                    

𝑳𝒖𝒏𝒆𝒔 

La alarma suena desde su móvil y la apaga al instante. Las seis de la mañana al fin, el tiempo parece haber transcurrido muy lentamente mientras daba vueltas en la cama sin poder cerrar los ojos y descansar.

Maldice por lo bajo al notar su imagen en el espejo donde las bolsas negras bajo sus ojos le dan una apariencia tétrica. Aunque, ahora el cómo se vea, es lo de menos. De solo recordarlo una sensación inexplicable le recorre desde la cabeza hasta la punta de los pies.

Se viste como puede evitando caer dormido en cualquier momento, con cada movimiento que realiza empieza a sentir los estragos de su noche en vilo. Lava su rostro con agua fría en un inútil intento por despertar completamente. 

Antes de salir de su habitación hace una llamada rápida para luego salir hacia el pasillo y bajar las escaleras arrastrando la férula quejándose en voz baja por tener su habitación en la segunda planta.

–Buenos días Alex –le saluda Carla.

–Hola –dice apenado aún por la noche anterior–. Quería avisarle que hoy iré con un amigo.

– ¿Matheo? –pregunta curiosa a lo que él asiente–. Dale mis saludos a Lucía.

–Bien –murmura y da un paso a la derecha para seguir su recorrido, pero la mano de la madre de Alexandra le detiene.

–Esta noche cenaremos albóndigas –anuncia sonriendo–. Espero que hoy si puedas acompañarnos.

–Cla... claro –tartamudea avergonzado y sigue caminando hasta la cocina sin la intención de comer en realidad. Ha perdido por completo el apetito desde anoche.

Tan solo entrar en esta, puede percibir el aroma del perfume de la castaña. Pero está decidido a no verla, o al menos a intentarlo. Se dispone a sacar del frigorífico la jarra de zumo para no ir con el estómago vacío a la clase de matemática.

–Si mi hermana no me dirá a dónde se fueron ayer –una voz capta su atención y gira inmediatamente sobre su pie sano–. Tú lo harás –dice Mara desafiante apuntándole con su dedo acusador.

– ¿Perdona? –pregunta confundido viendo detrás de esta sin encontrar a quien busca.

–Hmm... Alex, ¿te sientes bien? –cuestiona con una expresión de preocupación instalada en su rostro–. No luces atractivo como todos los días –comenta y él atina a sonreír agradecido por el cumplido.

–Deberías irte. No querrás que Alexandra se enoje contigo por llegar tarde.

– ¡Mara! –exclama Alexandra hecha una furia, la misma que se disipa cuando su mirada repara en la presencia del pelinegro–. Mamá nos espera –dice y empieza a alejarse sin voltear la vista atrás. Alex lo agradece interiormente, pues lo tiene bastante claro. Debe permanecer lejos de ella. 

<<Línea de división>>

– ¿Entonces fue un error? –pregunta el moreno enarcando una ceja.

–Completamente –afirma el pelinegro sin titubeos–. No sé en lo que estaba pensando. No, es que ni siquiera estaba pensando cuando dejé que fuera conmigo. Solo deje que pasara.

–No lo entiendo Alex, te gusta esa chica –comenta casi seguro a lo que Alex solo niega con la cabeza–. ¿Por qué dices eso?

–Ayer me llegó esto –dice mostrando la pantalla de su teléfono móvil y su amigo lo coge y empieza a deslizar hacia abajo con el pulgar mientras que en su rostro se dibuja la preocupación y enojo de forma evidente–. Alguien nos siguió, estuvo tan cerca de nosotros que es patético que yo no lo haya notado.

Todo por AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora