"Y según las declaraciones que brindó el día de ayer, domingo veinte de marzo, el alcalde del pueblo: Hoy se declaró feriado no laborable en memoria del que en vida fue el Jefe del Departamento de Policía, Iván Noriega y su esposa, a un mes de su sensible fallecimiento..."
– ¿Has visto a Alex? –la voz de Mara entrando en la sala le hace dar un respingo.
–No –responde reponiéndose–. Acabo de bajar.
–Sé dónde puede estar –dice y se sienta a su derecha sobre el sillón–. Tal vez con esa chica.
–Ya –murmura.
–Creo que es su novia, ¿no lo crees tú? Ha venido todas las tardes por una semana entera.
–Pregúntaselo a él –suelta y se pone de pie.
– ¿Ahora qué dije? –exclama su hermana desde la sala.
Arrastra los pies hacia la cocina donde parece no haber nadie. Con paciencia sirve cereal en un cuenco y vacía sobre este un poco de leche.
Sentada sola en el comedor, con una mano se lleva la cuchara a la boca mientras que con la otra revisa el móvil.
Ernesto:
Ya que hoy no hay escuela, ¿quisieras salir conmigo? Y si lo preguntas, sí, es una cita.
No puede evitar sonreír como tonta mirando la pantalla, y el nerviosismo reaparece, como la primera vez.
Una mano sobre su hombro le impide responder el mensaje.
–Buenos días cariño –le saluda su madre.
–Hola, ¿dónde está papá?
–Trabajando, el feriado no aplica para todos. Más aún cuando ese reportero de pacotilla podría molestar a Alex.
– ¿A qué te refieres? ¿Papá debe cuidarlo?
–Ahora más que nunca Alex. ¿Más leche? –pregunta abriendo otra caja.
– ¿Ahora más que nunca? ¿Qué quieres decir con eso?
–Iván le dejó absolutamente todo a su hijo en su testamento. Si algo le pasara a Alex, serían sus abuelos quienes tomarían posesión de la propiedad que tienen en la ciudad.
– ¿Crees que sus abuelos puedan hacerle algo?
–No lo sé, lo que sé ellos nunca aceptaron a María y por consiguiente tampoco a él.
–No creo que le lastimen para quedarse con un montón de tierra. ¿O sí?
Carla encoge los hombros sin decir nada más, Alexandra solo le mira y con un nudo en el estómago aleja de ella el cuenco casi lleno.
<<Línea de división>>
Alisa con las manos el vestido amarillo que lleva puesto y se contempla unos segundos frente al espejo, de pies a cabeza buscando algo que quiera perfeccionar.
–Te queda muy bien, te ves muy bien –comenta Mara acostada sobre su cama.
–Gracias.
– ¿A dónde irán?
–No lo sé, dijo que era una sorpresa.
–Anda muy misterioso últimamente.
– ¿Por qué lo dices?
–Nada, no me hagas caso –dice y se incorpora sobre la cama–. Ven, no piensas ir con esos cabellos alborotados, ¿verdad?
–Dime Mara.
–No es nada, lo juro –replica levantando la mano derecha extendida–. Ven aquí.
La castaña obedece a su hermana menor y se sienta dándole la espalda. Después de quejarse varias veces por los jalones que recibe, al cabo de unos minutos tiene el cabello recogido en una bonita trenza.
Pero antes de que pueda darle las gracias por aquello, el móvil de Mara empieza a vibrar sobre las sábanas cerca de ella, esta lo toma y lee en voz alta lo que ha recibido:
Hace unos minutos pudimos ver a Alex Noriega visitando a sus difuntos padres en el Camposanto del pueblo, pero lo que ha llamado la atención realmente ha sido que no iba solo. Y aunque aún desconocemos la identidad de la joven que lo acompañaba, esperemos que ésta le esté ayudando a sobrellevar la complicada realidad de su vida.
– ¿Será que algún día se callará? Ese hombre solo busca llamar la atención –espeta la menor haciendo una señal de rendición con las manos.
Alexandra se queda quieta repasando en su mente las palabras que ha escuchado por parte de su hermana.
– ¿Alex? ¿Alexandra? –pregunta Mara agitando una mano frente a sus ojos.
– ¿Si? –dice la castaña sopesando lo que va a responder–. Sí, solo... busca atención. Ya tengo que ir –suelta finalmente para salir de su habitación dando un portazo sin ser esa su intención.
Baja las escaleras corriendo con la respiración acelerada. Con la mente en otro lugar, muy lejos de ahí.
–Hola cariño –le saluda el muchacho de cabello castaño parado en el recibidor.
–Hola –susurra cuando llega hasta él y atina a abrazarle sin querer separarse de él si no fuera por la puerta detrás de ellos, abriéndose.
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Todo por Alex
Roman pour AdolescentsAlex Noriega lleva una vida normal, como la de cualquier adolescente, le va muy bien. Pero todo cambia repentinamente al sufrir la tragedia más grande de todas. Tras perder a sus padres en extrañas circunstancias, su vida no vuelve a ser la misma...