𝑫𝒐𝒎𝒊𝒏𝒈𝒐
Acostado sobre su cama con los audífonos al máximo volumen solo puede darle vueltas a todo lo que ha pasado en solo dos días. Es demasiado para procesar y resolver, es demasiado para un chico de dieciséis años que hace tan solo tres meses daba todo por hecho, porque contaba con todo o al menos con lo que él llamaba "La familia perfecta".
Ahora no tiene nada de eso. Apenas y puede respirar en algunas ocasiones cuando el remordimiento le aplasta como una inmensa roca que cae justo sobre su pecho.
Intenta ordenar sus pensamientos secuencialmente de acuerdo a cómo sucedieron. En primer lugar, Alexandra y todo lo que debe explicarle. Después, el saber que estuvo muerto clínicamente por unos minutos, le sigue pareciendo una locura. Finalmente, y lo más inquietante, seguir sin saber que sucedió la madrugada del veintiuno de febrero.
Y a menos de una semana de cumplirse dos meses del fallecimiento de sus padres, no deja de pensar en qué pasará con su casa o si ya no es más suya. A todo eso se le suma un asunto que su mente tampoco ha dejado de lado.
La música se pausa de pronto y la melodía de la guitarra invade sus oídos, haciéndole volver.
– ¿Bueno? –dice al atender la llamada.
–Buenas tardes. Le habla Mariana Chávez. Le pido que no cuelgue por favor –se anticipa la joven voz. Y aquello que le preocupa, se hace presente brindándole la oportunidad de aclarar más el panorama.
–Sea directa, por favor –su tono es serio instintivamente.
–No creo conveniente hablar este asunto por teléfono. ¿Le parecería bien reunirnos y hablar personalmente?
–Hoy no –pronuncia cortante.
– ¿Puedo pasar a verle mañana? –insiste la mujer.
–1:30pm en el café Rosses. ¿Le parece?
–Perfecto. Espero que podamos vernos Alex.
– ¿Puedo preguntarle algo? –habla antes de que la comunicación se corte.
–Sí claro, dígame.
– ¿El señor Noriega estará presente? –cuestiona deseando que a respuesta sea negativa.
–Tus abuelos prefieren esperar a verte en otra ocasión –la mujer corta la llamada rápidamente dejando a un Alex confundido.
¿Mejor ocasión? ¿De qué ocasión estará hablando la abogada?
No tiene tiempo para pensar en las respuestas porque el toque en la puerta se interpone entre sus pensamientos y la realidad.
La chica corre hasta él y le abraza tan fuerte que Alex apenas y puede respirar. Pero ciertamente le agrada estar en contacto con ella.
– ¡Hola, hola, hola! –saluda emocionada la castaña.
–Ho... hola –responde el pelinegro cuando se compone–. ¿Cómo supiste?
– ¿Bromeas? –le pregunta incrédula al momento de separarse–. Saliste en las noticias, en el diario, en... –empieza a enumerar con los dedos.
–Espera, ¿qué? –inquiere enojado–. ¿Cómo que salí en los medios?
–Lo... lo siento, pensé que lo sabías. Eres "la noticia de la semana" –dice haciendo comillas con los dedos.
– ¿Sabes quién hizo la nota? –pregunta aunque interiormente ya conoce la respuesta.
–El único reportero que ha hablado de ti desde el accidente. Sabes que no estuve aquí cuando eso pasó, pero no fue difícil buscar información de ese día y todas las notas sobre el accidente fueron redactadas por Roberto Castañeda.
–Ese hijo... –maldice Alex por lo bajo.
–Te entiendo. No me cayó nada bien desde ese día que nos siguió al camposanto –comenta la chica, temblando como si sintiese escalofríos.
–Sí... perdona por tener que pasar todo eso solo por ir conmigo –admite sinceramente.
–No importa Alex –le dice y pone una mano sobre la rodilla del pelinegro–. No me importaría sentir la mirada de ese tipo con tal de poder estar contigo.
–Eva... –musita deseando no tocar el tema, que, sabe que le incomoda más a ella que a él mismo.
–No, no te preocupes. Sé que no te sientes como yo y sé que te dije que sería mejor no vernos más, pero... –sus mejillas están ruborizadas y su mirada es tímida.
–Yo también te echo de menos Eva –dice serio–. Y seré muy sincero. Al principio me sentía abrumado por tanta atención. No estaba acostumbrado, ¿sí? Mucho menos de alguien que acaba de volver a conocer.
– ¿Te inquietaba mi presencia? –pregunta algo dolida.
–Sí –exhala pesadamente–. Pero ahora me inquieta que no estés. Es cierto, no eres como Jessica o como Matheo, pero eres Eva y me acostumbré a eso. Me acostumbré a verte casi todos los días, a ir contigo a casi todos los lugares.
–Extraño todo aquello –murmura la castaña.
–Y yo... Pero aun así intenté respetar tu decisión de no vernos más.
–Aunque sea como amigos... quiero que sigas en mi vida Alex.
–Yo también te quiero en mi vida, Eva.
Este capítulo está especialmente dedicado a BellyDi por ser su cumpleaños número 17. ¡Felicidades bonita!
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Todo por Alex
Ficção AdolescenteAlex Noriega lleva una vida normal, como la de cualquier adolescente, le va muy bien. Pero todo cambia repentinamente al sufrir la tragedia más grande de todas. Tras perder a sus padres en extrañas circunstancias, su vida no vuelve a ser la misma...