Era un desastre. No. Era más correcto decir que se estaba cansando de esa extraña situación. JungMyeon se había ido con el anochecer sin decir a donde, era más de medio día y aún no había vuelto ¿Qué estaba haciendo en secreto? En realidad eso no era problema, era el líder, probablemente tendría asuntos que atender pero...
—Jongdae, por favor— esa voz otra vez.
Desde la ida de JungMyeon, ese molesto y mimado vampiro no había dejado de molestarlo, nunca pensó que Jongin pudiera llegar a ser tan irritante. Realmente no consideró la ocasión en que llegará a odiar la voz dulce y algo empalagosa del menor. Jamás. Suspiró sin saber por cuanta vez en ese lapso.
—Esta bien— escuchó a su espalda —Me rindo— dijo cabizbajo.
—¡Gracias!— sonrió para seguir caminando.
—Iré con MinSeok— Jongin desapareció con ese último susurro.
Volvió a suspirar mientras retomaba su camino inicial, solo quería algo de beber, obviamente sangre. Había salido de su habitación con ese único objetivo, cuando JungMyeon le encargó estar al pendiente de su hermano menor, no pensó que todo resultaría así. Estaba pidiéndole a cualquier santo existente que su líder volviera pronto.
—¡MinSeok!— gritaba a todo pulmón —¡Primo!— nunca se agotaría.
Una puerta rechinó, Jongin sonrió mientras caminaba apresurado al lugar de origen, MinSeok salía de su habitación con expresión dura. Su ceño fruncido y los ojos cansados eran suficiente para alejar a cualquiera, excepto el vampiro que sonreía feliz delante suyo.
—¿Qué quieres?— estaba siendo duro.
—Ayúdame— un puchero apareció.
—No— ni siquiera tuvo que pensarlo.
—Min— estaba dispuesto a rogar pero...
—Dejame en paz— la puerta fue cerrada en su cara.
De hecho, fue literal. MinSeok en un movimiento rápido, entró en su habitación y le cerró la puerta antes de escuchar más, no era buena idea molestarlo durante el día y Jongin lo sabía. El menor suspiró mientras miraba la puerta con tristeza, inflo un cachete y comenzó a caminar, solo le quedaba volver a su habitación y esperar el anochecer.
—Jongin— una voz amorosa.
El mencionado se levantó de la cama y abrió la puerta observando la sonrisa cariñosa de su primo, MinSeok era otro cuando el sol desaparecía. Lo dejó pasar mientras asomaba la cabeza y se aseguraba de que nadie estuviera cerca, rápidamente cerró la puerta y se acercó al mayor que lo miraba con curiosidad pero también con maternidad, ese vampiro era alguien muy único e indescifrable.
—¿Qué sucede?— estaba siendo amable.
—Necesito tu ayuda— murmuró tan bajo como era posible.
Levantó una ceja mirando a su primo con una sonrisa juguetona ¿Con qué podría ayudarlo? Le resultaba extraña la actitud de Jongin, principalmente cuando JungMyeon no estaba, siempre había sido juguetón (tal vez algo bromista) pero nunca fue capaz de desobedecer a su hermano mayor. Accedió viendo el puchero y los ojos tiernos de su primo, todos eran débiles ante el menor del clan.
—Min, ¿has visto a Jongin?— Jongdae entró en su habitación —No sé en donde se metio— dijo con cansancio.
—No te preocupes tanto— contestó desde la cama —Estuve con él hace unos minutos en su habitación— admitió levantándose —¿Qué tal si nos divertimos un poco?— un beso fue suficiente para acceder.
Jongin sonrió mientras se escabullía frente a la habitación, donde su primo estaba llevando a cabo la "distracción", Jongdae solo podía ser engañado por su pareja. Solo debía encargarse del resto, hasta donde sabía el tercero a cargo, Namjoon, estaba en alguna especie de cita con Jungkook. Por ese lado no habría problema.
YuGyeom y Mark tampoco deberían estar en el Aquelarre, solían ir a cazar o encontrarse con BamBam para divertirse por ahí. Llegó a la sala, los hermanos Lee sí eran un gran problema, estaban jugando ajedrez pero sus sentidos eran casi tan buenos como los de su hermano mayor. Volvió sobre sus pasos sin llamar la atención.
—Jin~ vamos— la voz melosa era de Taehyung.
—No sé— Jin estaba con él en la cocina —Si salimos, ¿no estaríamos dejando el Aquelarre muy desprotegido?— se oía preocupado.
—Eso no es cierto— defendió su posición —Están los Lee y la pareja, Jongin también— realmente quería salir.
El menor apretó los labios ¿Por qué se oyó como si él fuera un extra? No se movió, intentó no hacer ruido, no debía delatarse tan rápido pero tampoco podía perder el tiempo. MinSeok y Jongdae podrían terminar en cualquier momento y entonces habría perdido su única oportunidad. Se transformó en un murciélago y voló hacia el techo, estaba bien ocultó ya que el castillo contaba con techos muy altos.
—Bien— Jin fue el primero en asomarse —Avisemos a los Lee— había sido derrotado.
—¡Si!— Taehyung lucia tan feliz.
Espero a no verlos y bajó del techo, aún con esa transformación se dirigió a la parte trasera, salió del castillo hacia la fuente pintada en brillante rojo y se elevó perdiéndose en la oscuridad de la noche. Solo podía volar por algunos kilómetros pero cuando tuviera la oportunidad volvería a transformarse y correría tan rápido como le era posible.
—Bueno, no fue tan difícil— suspiró —Pero ahora— otro suspiró.
Hace varios minutos había vuelto a su forma original y corría a gran velocidad, ya había salido de su territorio, hasta ese momento no tuvo problemas pero ¿seguiría con la misma suerte? Para llegar a su destino debía pasar por los bosques, los mismos bosques que rodeaban al Aquelarre Wu.
Por supuesto, podría tomar otro camino pero ese era el más corto, como un atajo que debía seguir ya que no sabía cuanto tiempo estaría fuera JungMyeon. Si su hermano mayor no estaba en el Aquelarre, él no tendría problemas. Sabía que los demás no serían capaces de delatarlo, pues nadie del clan Kim quería hacer enojar al líder.
—Ok— tomó aire, dándose valor —Solo pasa y no seas descubierto— repitió lo mismo una y otra vez.
Sus susurros se detuvieron al escuchar ruido detrás de uno de los frondosos árboles, se quedó inmóvil mientras miraba atento, un conejo huyó de él despavorido. Suspiró aliviado ¿Cómo no pudo reconocer el olor de ese pequeño e inofensivo animal? Sonrió y reanudó su camino. No tenía tiempo que perder.
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♥ Aquelarre ♥ Chankai [Exo]
VampireEl amor no está prohibido. No se puede evitar amar. El verdadero problema es ¿Quién esta dispuesto a arriesgarse por vivir aquel sentimiento tan complicado e imposible de controlar? Los clanes siempre están en guerra, aunque no estén peleando físi...