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Sus ojos estaban entrecerrados, mirándose mutuamente con desprecio, importandoles poco que Jongin estuviera de pie en medio de ambos y sostuviera el puño de cada uno con sus manos. Chanyeol miró al menor y bufó soltandose para retroceder, realmente no quería causar problemas y menos en el hogar de alguien tan importante para él, sólo dio unos pasos atrás ya que no quería alejarse demasiado.

Sehun dejó de mirarlo cuando sintió que su mano era apretada con más fuerza, miró a Jongin encontrando una expresión triste, odiaba verlo así. Se soltó suavemente mientras suspiraba rindiendose, no sabía ni lo que había pasado, para cuando se dio cuenta había levantado el puño para con toda la intención de golpear a Chanyeol y Jongin había aparecido deteniéndolos a ambos, ya que Chanyeol por supuesto había intentado golpearlo también, defendiéndose.


Sehun— llamó Jongin con suavidad —¿Qué sucede realmente? No sueles actuar de esta manera— se oía tan preocupado.


Desvío la mirada lejos de los ojos inocentes del menor, sus ojos cayeron sobre los Lee, quienes le devolvieron una mirada llena de comprensión. Ellos mejor que nadie en la habitación entendían por qué. Su mirada viajo hasta Jin, el mayor era reconfortado por Namjoon y Taehyung, quienes intentaban darle ánimos en vano. Por último miró a Chanyeol, varios pasos lejos pero con una mirada profunda clavada en su ser, él tampoco entendía por qué el irracional odio.


Porque los Park... Ese clan maldito...— susurró con odio y dolor.


Cerró los ojos y movió la cabeza en negación, no era su trabajo decirle, no tenía derecho a hablar de eso. Inclinó la cabeza a modo de disculpa hacia Chanyeol y se dio media vuelta, dispuesto a salir de la habitación e intentar hablar nuevamente con JungMyeon, el mayor era terco pero debía entender que no estaba solo. Se detuvo al sentir que alguien sostenía su mano, miró sobre su hombro encontrando a Jongin con una expresión seria.


—¿Qué?— preguntó con algo de brusquedad.


—Yo iré— le dijo seguro Después de todo, es mi hermano mayor, ¿no?— sonrió.


Jongin soltó a Sehun para girarse y sonreírles a los demás, dejándoles una sensación cálida con sólo su preciosa sonrisa, miró unos segundos a Chanyeol que asintió estando de acuerdo y salió de la habitación. Caminó por esos pasillos tan conocidos con pasos seguros, debía ir hasta el otro extremo del castillo, aún no entendía por qué sus habitaciones estaban tan alejadas pero no era momento para pensar en eso.

Miró los vidrios de un intenso rojo carmesí, brillaban e iluminaban su alrededor gracias a los potentes rayos solares, un nuevo día había llegado. Sus pasos perdieron velocidad al notar que estaba próximo a su destino, se detuvo frente a la única puerta que había en ese largo pasillo y estiró una mano con duda, tocó suavemente la fría madera y cerró los ojos tomando valor. Ya estaba ahí.

Golpeó con un poco de fuerza, escuchando el eco de sus propios golpes. No hubo respuesta inmediata, continuó golpeando hasta escuchar ruidos desde el interior; se escuchaban como se movían cosas de un lado a otro, otras cayendo al suelo y pasos desesperados ¿Qué estaba haciendo JungMyeon? Volvió a golpear con más insistencia hasta que los ruidos extraños se detuvieron y la débil voz de su hermano se escuchó.


—Sea quien sea, ya dije que quiero estar sólo...— se oía extraño, cansado.


JungMyeon, soy yo— murmuró.


Eternos minutos mientras miraba la puerta y forzaba su oído para escuchar pero nada, ningún sonido salía del interior de la habitación, como si JungMyeon se hubiera esfumado. Tomó la perilla de la puerta encontrando que estaba asegurada desde adentro, una sonrisa incrédula y un bufido soltó antes de dejarse caer en el suelo, se sentó con la piernas estiradas y la espalda contra la puerta. No planeaba irse.


Vete— le ordenó débilmente.


—No me iré, debemos hablar— habló suavemente.


Nuevamente no obtuvo respuesta, cerró los ojos con un suspiró y dejó que su cabeza también se apoyará en la puerta, sonrió al escuchar moviendo al otro lado de la puerta. JungMyeon se recostó contra la puerta y se deslizó hasta que estuvo sentado en el suelo, echó la cabeza hacia atrás y cubrió sus ojos con uno de sus brazos, se sentía tan débil. Su voz sonó extraña, como si intentará hablar por primera vez.


Por favor, realmente no quiero ver a nadie— le rogó.


Pues... No nos estamos viendo, podemos hablar— Jongin sonrió, aún sabiendo que no lo veía.


JungMyeon no respondió perdiéndose en sus pensamientos mientras su mirada vagaba por la habitación, estaba desordenada, no era tan extraño considerando que nunca fue muy organizado. La cama no estaba hecha, las sábanas negras estaban arrastrándose y las almohadas esparcidas por el suelo junto a su ropa. El escritorio tenía las plumas (de escribir) regadas y rotas, papeles arrugados y tirados por doquier.

Su mirada llegó a la ventana, las cortinas habían caído al suelo gracias a que la barra de metal que las sostenía, se había roto justo en una de las uniones a la pared. Siguió con la mirada la luz solar que entraba libremente, daba de lleno sobre el cuadro que tenía colgado en la pared, un retrato de su padre que egoístamente había conservado para sí mismo. Sonrió con nostalgia recordando los pocos momentos que tuvieron juntos.


JungMyeon, sólo quiero saber lo que sucede— Jongin volvió a hablar.


Se sobresaltó al escucharlo, había olvidado que su hermano estaba ahí, suspiró desganado. Abrazó sus piernas y ocultó el rostro, sentía nuevamente esas horribles ganas de llorar, por eso se había ocultado en su habitación. Odiaba que lo vieran llorar, no quería verse débil ante los que se supone debía proteger, le juro a su padre que siempre pondría a su familia en primer lugar. Aún si eso requería que se sacrificará, que enterrará sus sentimentalismos u olvidará quien era en realidad.


—Ella es nuestra madre, Jennie Kim, la compañera de la eternidad de nuestro padre... Una despiadada vampiresa— habló por fin.


La voz de JungMyeon había sido apenas un susurro amortiguado pero había logrado escucharlo, se tensó y suspiró tembloroso, cerró los ojos dudoso de moverse o emitir cualquier tipo de sonido ¿Debía preguntar? ¿Callar y esperar? Escuchó un golpe sobreesaltandolo, su hermano había golpeado la puerta con su puño, aunque no fue lo suficientemente fuerte como para romperla, solo una descarga de frustración.


Por supuesto, ella ya no era humana cuando estaba embarazada de ti...— ya no se oía amortiguado —Solo esperó a tenerte para huir de cualquier responsabilidad— soltó una risa floja.


Respiró hondo mientras escuchaba la voz de su hermano que ya había cobrado más vida y se podía transmitir claramente sus emociones; tristeza, enojo, impotencia, frustración, dolor, culpa, rencor, soledad, miedo... Todas las emociones que se negaba a mostrar, todo lo que creía que lo hacía débil, todos los sentimientos que encerró junto a su verdadero ser. No podía entender ni la mitad de su sentir pero entonces ¿Por qué estaba llorando?

♥ Aquelarre ♥ Chankai [Exo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora