La muerte podría ser la solución a todos los problemas pero no siempre era la más sencilla. Morir no era el camino que todos elegirían pero él no tuvo elección. La muerte lo eligió. Sus padres eran buenas personas y estaban realmente unidos, hasta ese fatídico día, el día que su madre enloqueció. Volvía un poco tarde del trabajo, estaba agotado y solo quería dormir, la puerta principal lucia lejana debido a la somnolencia.
—¡¿Qué haces?!— era la voz de su padre.
Se apresuró en abrir la puerta para ingresar a su cálido hogar, tal vez debió quedarse más tarde en el trabajo, tal vez debió volver a casa más temprano y haber detenido aquello que veían sus aterrados ojos. Su padre estaba tumbado en el suelo, rodeado de su propia sangre e inmóvil... Muerto. Su madre, su querida y amorosa madre estaba sentada sobre él, sus ojos estaban desorbitados y sostenía una daga. La misma daga que le había obsequiado para defenderse cuando su padre o él no estuvieran en casa.
—¿Mamá?— su voz era un murmullo tembloroso.
Aún estaba incrédulo, dudando de lo que él mismo había visto, la mujer se giró y lo miró con una sonrisa macabra... Esa mujer ya no era su madre, esa mujer que se abalanzaba sobre él ya no poseía nada de humanidad, era una persona irreconocible. No reaccionó ¿Cómo podría? Aunque su madre estuviera sobre él apuntando la daga contra su pecho, no sería capaz de defenderse y atacarla para sobrevivir, simplemente no era capaz de hacer algo por el estilo.
—¡Ah!
Un grito desgarrador pero a pesar de tener la daga clavada en su pecho, no era suyo, pertenecía a la mujer que lloraba y movía la cabeza de una lado a otro sobre él. Se alejó de él aún gritando y llorando, su cordura había vuelto justo a tiempo para presenciar como la vida abandonaba a su propio hijo, su mirada dio con el cuerpo de su esposo. Cayó de rodillas mientras se quedaba sin respiración, ella lo había hecho, ella había asesinado a su propia familia, a los dos hombres que amaba.
—Mamá...— llamó débilmente.
La sangre salía poco a poco pero seguía con vida, sin embargo su madre estaba sumida en el dolor y la desesperación, sin darle otra mirada a su hijo o esposo, se dirigió a la cocina y rebuscó entre los cajones. Una débil voz seguía llamandola pero no era lo suficientemente audible, tomó un cuchillo y lo dirigió a su cuello, susurró una disculpa lastimera por lo que había hecho y enterró el afilado objeto con fuerza.
—Yo no haré esto— una voz profunda y algo molesta.
—Chan, no quieres hacerlo porque no te gusta la responsabilidad— una voz divertida.
—Líder, ¿eso es cierto?— una voz más aniñada y suave.
—Jimin, no creas todo lo que dice JinYoung...— respondió Chanyeol en un suspiro —Pero sí, no quiero ser responsable por él, ¿qué pasa si no quiere vivir más?— se encogió de hombros.
—Yo me haré responsable— aseguró JinYoung.
Las voces eran lejanas, tal vez estaba en el limbo o algo por el estilo, estaba realmente seguro de haber muerto y eso era lo mejor ¿Por qué vivir recordando lo que había sucedido ese día? Se sintió extraño, demasiado extraño, considerando que ya no era capaz de sentir ni siquiera estaba seguro de respirar. Sus ojos se abrieron de golpe, estaba vivo o eso creía, todo era diferente. Sus ojos dieron con tres figuras masculinas que lo veían fijamente.
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♥ Aquelarre ♥ Chankai [Exo]
VampirEl amor no está prohibido. No se puede evitar amar. El verdadero problema es ¿Quién esta dispuesto a arriesgarse por vivir aquel sentimiento tan complicado e imposible de controlar? Los clanes siempre están en guerra, aunque no estén peleando físi...