♥ Aquelarre ♥ Chankai [Exo]

Último Especial: Pasado

La nieve caía, el ambiente se cubrió completamente con el más puro color existente, todo era blanco a su alrededor. Un niño de roja mirada, pálida piel, cabello negro y lacio corría por los amplios campos blancos con una sonrisa amplia que hacía resaltar sus incisivos más largos de lo que entraba en la normalidad de los seres humanos. Un niño un poco más alto con las mismas cualidades físicas, excepto por su cabello castaño y rizado, caminaba tras el primero también sonriendo.

—¡Jihun, caerás si sigues corriendo así!— le advirtió.

—¡Eres demasiado amargado, Seungjun!— rió sin hacer caso a su advertencia.

—¡Jihun!— gritó preocupado.

El más pequeño cayó y rodó colina abajo al tropezarse con una enredadera que estaba levemente oculta por una fina capa de nieve, el más alto corrió hacia él, preocupado mientras gritaba su nombre. Se apresuró a arrodillarse junto al cuerpo inmóvil de su mejor amigo, Jihun no respondió a sus intentos por hacerlo reaccionar, lo giró dejándolo boca arriba y se acercó a su tierno rostro infantil. El pequeño no pudo soportarlo más estallando en carcajadas.

—Realmente eres un...— apretó los labios para evitar maldecirlo.

—Te preocupas por mi. Eres tan lindo— le dijó con ternura.

Seungjun rodó los ojos mientras se levantaba, sacudió su pantalón y comenzó a caminar colina arriba devuelta a su hogar, toda su preocupación se había convertido en alivio pero también enojo ¿Cómo se le ocurría hacerle algo así? Jihun lo seguía de cerca riendo y disculpandose sin realmente sentirlo, le había causado gracia hacerle la broma pero había sido peor su nerviosismo, no tuvo más opciones que reírse para alejarlo ¿Qué planeaba hacer al acercarsele de esa manera?

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El atardecer caía frente a sus ojos curiosos, el atardecer siempre era más cálido que el amanecer, era como si el sol buscará dejar una gran impresión antes de desaparecer por varias horas. Sonrió recargandose contra el grueso tronco del gran roble que le había brindado sombra parte de la tarde, a su lado también sentado en el césped y recargado al gran árbol, estaba Seungjun disfrutando de la visión única que le brindaba la combinación de colores cálidos.

—¿Qué tanto me miras?— rompió el silencio.

—Na-nada...— tartamudeó, demostrando su nerviosismo.

Mientras Jihun desviaba la mirada sintiéndose avergonzado por ser descubierto mirándolo, Seungjun sonrió, siempre le había gustado la forma inocente y sincera en la que era su mejor amigo. Cerró los ojos y suspiró tranquilo, esos momentos simples y sin entrenamientos eran su momento favorito del día, apenas eran niños pero ambos tenían muchas responsabilidades. Eran los primogénitos de los líderes de sus respectivos clanes.

—¿Te ha vuelto a golpear?— cuestionó, abriendo los ojos.

—No, papá lo regañó— respondió Jihun en voz baja.

—Si te hace daño nuevamente, dímelo. No importa si es tu primo, nadie tiene derecho a lastimarte— lo miró fijamente.