Levantó sus manos, temblaban al igual que todo su cuerpo, la sangre salía a chorros de sus muñecas y no quería ni pensar de donde provenía la que manchaba su ropa. Miró sus temblorosas manos para luego ver al suelo, a unos pocos metros de donde estaba parado, el cuerpo inerte de un lobo negro. Lo había matado. Lo hizo antes de que él lo hiciera pero seguía siendo un asesinato, había matado a un lobo, un hombre lobo.
¿Desde cuando respiraba? Porque claramente estaba teniendo dificultad para mantener el aire dentro o fuera de su cuerpo, entraba y salía sin control, probablemente estaba teniendo un ataque de ansiedad. Sus manos ensangrentadas, ni siquiera sabía si era su sangre, la del lobo o una combinación de ambas, taparon su rostro mientas caía de rodillas llorando y aún con la respiración descontrolada. Tocó su pecho sintiendo que su corazón martillaba, golpeando con fuerza, lo sentía en la garganta creando un nudo imposible de quitar.
—¿Jongin?— levantó la mirada hacia la voz desconcertada.
¿Qué hacía BamBam allí? No podía hablar ¿Qué podría decir en esa situación? El mayor lo miró con el ceño fruncido para después fijar la vista en el cadáver, su boca se abrió para probablemente gritar o preguntar lo que había pasado pero nada salió, también se había quedado sin palabras. Seguía temblando y llorando sin control, nunca había asesinado a nadie ni siquiera era capaz de lastimar, la culpa y el arrepentimiento eran sentimientos horribles.
—Jongin, tú...— BamBam apretó los labios al ver su estado.
No se atrevió a devolverle la mirada, un pesado silencio los envolvió, siendo interrumpido únicamente por los sollozos del menor ¿Cómo había terminado así? BamBam suspiró ruidosamente mientras cerraba los ojos y apretaba el puente de su nariz, Jongin seguía perdido en su calvario personal, había comenzado a golpear su pecho con fuerza lastimandose. El ruido producido por los golpes hizo que el mayor le prestará atención y corriera para ayudarlo.
—¡Jongin, detente!— sostuvo su mano —Calmate, ¿sí? Yo...— dudo en seguir —Vuelve a casa, yo me encargaré de esto— aseguró.
—Lo siento...— murmuró Jongin con la voz entrecortada.
—Tranquilo, sólo ve a casa— le sonrió.
El menor respiró hondo y asintió aún un poco perdido, BamBam se alejó de él y se dirigió al lobo, lo tomó sin cuidado para colocarlo sobre su propio hombro e iniciar el camino hacia su Aquelarre. Jongin miró cada movimiento borrosamente, sus ojos estaban cristalizados impidiéndole ver con claridad, intentó calmarse para ponerse de pie y también hacer su camino de regreso a casa. Miró por última vez el camino por donde se perdió el mayor y suspiró.
—¿Por qué...?— se preguntó a sí mismo —¿Por qué tenía que pasar esto?— sus lágrimas habían vuelto.
Las secó con brusquedad mientras giraba sobre sus talones, miró el camino por el que había llegado contemplando la posibilidad de volver con Chanyeol pero se negó a hacer eso, por una vez en su corta vida (considerando la inmortalidad de su especie) tenía que enfrentar los problemas que él mismo había creado y no buscar el apoyo de alguien más. Aún sintiendo el dolor causado por las heridas debido a las garras y dientes pertenecientes al lobo, volvió a girarse y miró determinado el camino que lo llevaría a su Aquelarre.
Corrió bajo el extenuante sol con dificultad sintiéndose cada vez más débil, estaba perdiendo mucha sangre y las quemaduras se extendían por toda su piel, comenzaba a marearse pero su vista capturó a la lejanía el imponente castillo. Intentó sonreír pero solo hizo una mueca, apresuró el paso lo más que se lo permitió su dañado cuerpo y poca energía, abrió la puerta de golpe para sorprenderse al ver a todo el clan Kim (excepto JungMyeon) reunido en el recibidor.
Probablemente atraídos por su horrible olor, ya que al haber peleado con un lobo el olor debió pegarse a su cuerpo y combinarse con el propio, hasta ese momento notó cuanto apestaba. Su presencia había causado controversia, la mayoría miraba su lastimado cuerpo con sorpresa y preocupación mientras otros buscaban con la mirada tras de él, tal vez a JungMyeon. Después de todo, habían salido juntos y era extraño que no volvieran también juntos.
—¡No me toquen!— gritó temeroso.
MinSeok se alejó sorprendido por aquella reacción al igual que Jin, quien parecía a punto de llorar solo por ver su estado. Sus ojos se cristalizaron mientras se abrazaba a sí mismo en un inútil intento de autoprotección, no quería gritar ni apartar a su familia pero solo podía recordar el encuentro con aquel hombre lobo, había sido un evento traumatico. El olor a sangre, tanto suya como del lobo, combinado con el olor propio de un perro mojado y la imagen del cadáver solo hicieron que temiera tocar a alguien.
—¡Jongin!— ignoró a Mark.
Su instinto cobarde lo llevo a huir nuevamente, a correr lejos de todos, a refugiarse en el único lugar que consideraba seguro. Su oscura, fría y solitaria habitación ¿Dónde quedó el valor y la determinación que reunió para ir a su Aquelarre? ¿Enfrentar a su familia? ¿Revelar todos sus secretos y recuperar su hermosa hermandad con JungMyeon? ¡Por favor, era un cobarde! Se sentó bajo la ventana, con la espalda pegada a la pared, abrazando sus piernas y escondiendo su rostro lloroso.
La puerta se abrió de golpe sobresaltandolo, miró temeroso la figura molesta que ingresaba a su habitación, JungMyeon tenía el ceño fruncido y caminaba con obvia molestia hacia él. No opuso resistencia cuando fue tomado con fuerza de uno de sus brazos y levantado con brusquedad, su hermano lo arrastró sin cuidado fuera de la habitación. La puerta había sido destruida pero sus ojos no pudieron observar aquello, solo podía ver el camino que recorría sin quejarse.
—¡Déjennos solos!— ordenó JungMyeon al llegar a la cocina.
Apenas pudo captar que todos desaparecían en un parpadeo, fue soltado y girado por los hombros para guiarlo hacia una de las sillas de madera, se sentó y continuó mirando al suelo. Tembló inevitablemente cuando su camisa fue rasgada y arrancada revelando todas las heridas causadas tanto por quemaduras como por la pelea con el hombre lobo, escuchó un gruñido por parte de su hermano mayor, no se atrevió a mirarlo ¿Así era como enfrentaba las consecuencias de sus actos?
—¡Ah!— gritó sorprendido y adolorido.
JungMyeon estaba mordiendo y succionando sangre del espacio entre su cuello y hombro, recordó vagamente ser mordido por el hombre lobo, por supuesto su hermano mayor estaba sacando aquel veneno de su sistema. Cerró los ojos debido al inmenso dolor que eso le causaba, era una suerte que no hubiera muerto, el mayor había llegado a tiempo. La mordida se detuvo junto a su tortura, lo vio escupir (prácticamente vomitar) toda la sangre en el lavaplatos para después dirigirse a la nevera, tomar una botella llena de sangre y tendersela.
—Gracias...— murmuró recibiendola.
—No abandonarás el castillo hasta que solucione esto— ordenó JungMyeon sin expresión.
—¿Qué?— por poco escupe la sangre que bebía desesperado.
—No quiero escucharte, harás lo que digo si no quieres más problemas— dictaminó molesto.
Bajó la mirada sin atreverse a contradecirlo y apretó la botella sin fuerza. JungMyeon comenzó a caminar, alejándose mientras cerraba los puños y pensaba como solucionar ese problema, le había tomado dos días volver después de que BamBam llegará al Aquelarre Wu cargando el cadáver de un lobo y les contará (a él, YiFan y Sehun) lo sucedido. Miró sobre su hombro a su hermano menor bebiendo de la botella como si la sangre pudiera hacerlo olvidar o arreglará todo ¿Cómo podría protegerlo de algo así?
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♥ Aquelarre ♥ Chankai [Exo]
VampirgeschichtenEl amor no está prohibido. No se puede evitar amar. El verdadero problema es ¿Quién esta dispuesto a arriesgarse por vivir aquel sentimiento tan complicado e imposible de controlar? Los clanes siempre están en guerra, aunque no estén peleando físi...