Los autos se volcaban violentamente unos contra otros ocasionando que muchos autos más se vieran involucrados en aquel horrible choque. Las patrullas habían protegido el auto al centro de aquella formación tanto como pudieron antes de estrellarse, y seguidamente también se involucraron los autos.
— ¡Cuidado! —Advirtió el chófer del vehículo real mientras la pareja detrás se tomó de las manos. — ¡Sujétense! —Fue lo único que dijo antes de que otro auto los golpeara mandándolos a la vía opuesta volcando y destruyendo la camioneta al instante. Esta quedó de lado a mitad del camino, el chófer apenas estaba consiente y a su lado, el primer oficial, trataba de mantenerse despierto mientras buscaba la manera de mirar al asiento trasero y liberase del cinturón de seguridad con un brazo roto y sin provocar que el pedazo cristal enterrado en su costado terminara por desgarrarle la piel. Un auto se detuvo a un lado y de este bajó Neeson ante la atenta mirada de los cuatro pasajeros de esa camioneta.
— Lo logré. —Rió admirando el auto por unos segundos antes de acercarse. — ¡Yo lo logré! ¡Acabé con ese par de mocosos! —Bailó de un lado a otro mientras avanzaba, pateó el pedazo de algún auto y se detuvo junto a la parte trasera de la camioneta. — Una extraña y accidental muerte para nuestros queridos y respetables... —Se asomó al interior del vehículo y la cara se le desencajó de la sorpresa. — ¿Majestades? No... no. —Golpeó su puño en el suelo. — ¡No! ¿Dónde están esas pequeñas ratas con corona! —Gritó enfurecido y se alzó mirando alrededor: la carretera estaba repleta de autos en llamas, volcados contra o sobre otros; encontrar a alguien con vida sería un verdadero reto si tardaban más de unos segundos en revisar los autos. — ¡Dónde están? —Gritó nuevamente con la misma ira.
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— Entonces, ya no fueron. —Dijo Nina después de escuchar los hechos que Ren acababa de contarle.
— Su majestad dijo que ella tenía que resolver ese asunto y aunque Minhyun y yo insistimos en que podíamos hacerlo, ella dijo que mejor nos quedáramos para la fiesta de Año Nuevo.
— Entiendo. Bueno, entonces déjeme peinarlo para que duerma. —Ren sonrió y se sentó frente a ella dejando que le peinara el cabello hacia atrás y luego comenzara a cepillarlo. Lucky saltó a las piernas del rubio y él lo acarició mientras sentía las manos de la mujer pasar por su cabello sujetándolo con cuidado.
— Gracias, Nina. Gracias por todo, es muy buena conmigo. Me recuerda a mi mamá, tan gentil y cariñosa.
— Muchas gracias, alteza. —Le puso un par de pasadores para sujetar la trenza que le había hecho y sonrió.
— ¿Usted tiene hijos, Nina?
— No, pero ¿qué más hubiera querido yo? —Ren le sonrió. — Tener un hijo es una bendición, a mi parecer la más grande que hay.
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Cien millones de razones para amarte
Romance¡Atención! Si estás leyendo esta historia en cualquier otra plataforma que no sea Wattpad, probablemente corras riesgo de sufrir un ataque virtual (Malware / Virus). Si quieres leer esta historia te recomiendo hacerlo en el sitio donde está publicad...