Al llegar la mañana, los esposos despertaron por el llanto del bebé. Se movieron un poco para alzar la cabeza y mirar donde la cuna.
— Yo voy. —Dijo Minhyun dando un beso en la frente de su esposo. Ren se movió a un lado para sentarse mientras su marido se levantaba y volvía a meterse los pantalones, después se puso la camiseta y se acercó a la cuna.
— Buenos días, mi pequeño príncipe. —Lo alzó en sus brazos con cuidado. — ¿Qué sucede? —El bebé continuó llorando. — Mm, debe tener hambre. —Dijo tras acurrucarlo en sus brazos y revisarle el pañal. — ¿Crees poder alimentarlo, mi vida? Su mamila está vacía. —Ren sonrió.— La doctora dijo cómo hacerlo. Creo que puedo. —Minhyun se acercó a él y le entregó al bebé ayudándole a acunarlo en sus brazos, y ya que Ren apenas se había puesto la camisa de pijama se dejó los botones abiertos y acercó a su hijo a su pecho. — Ya, ya, no llores Minnie. —El bebé dejó de llorar mientras su madre lo alimentaba dedicándole una sonrisa y peinándole el cabello. — Mira tu cabello, despeinado, te ves tan lindo y tierno, ¿no, Min? —Miró a su marido notando la manera en que él lo miraba. — ¿Qué?
— Nada. —Se sentó junto al rubio y le rodeó por los hombros con un brazo. — Te ves realmente adorable cuando cuidas al bebé. —Acarició la mejilla de Minsoo con su otra mano. — ¿No, bebé? —Ren sonrió y volvió su mirada al infante.
— Yo también probé tu leche, Minsoo. —Los ojos de Ren se abrieron a más no poder. — Está rica, ¿verdad? —El rubio le dio un suave empujón que lo hizo reír.
— ¿Qué? ¿No lo recuerdas o no lo sentiste?— ¡Ya! —Exigió con las mejillas completamente sonrojadas.
— Ahh, claro que lo recuerdas. —Le tomó el mentón y juntó sus labios a los del otro en un profundo beso. La mano de Minsoo enmedio de ambos rostros los hizo separarse para volver su atención a su hijo.
— ¿Estás celoso? Celoso debería estar yo, mira que me quitaste a mami por nueve meses y todavía te enojas, no es justo, mi vi... digo, Minsoo, pero está bien, ¿sabes por qué? —Tomó la pequeña manita del niño. — Porque si no fuera por ti, mami no habría gritado mucho cuando probé su...
— No le digas esas cosas al bebé. —Regañó dándole un manotazo en la cabeza.
— Su gran amor. —Rió. Ren, en cambio, volvió su mirada al bebé. — Ya, pues. No le digo eso, pero sabes que es verdad. Siempre gritas.
— Ya. —Minhyun rió de nuevo y volvió a acariciar el rostro de su hijo.
— Y por ti, bebé, mami fue mucho más fuerte y decidió quedarse aquí, para verte crecer y cuidarte mucho. —Le dio un beso en su pequeña cabecita y se levantó. — Voy a pedir el desayuno, ¿te parece, vida?
— Sí, mi amor. —Respondió con una sonrisa ladeada en sus labios ante la que Minhyun sólo pudo suspirar. Se inclinó nuevamente hacia el rubio dándole un beso un poco exigente y luego de separarse le susurró:
— Voy a pedir el desayuno y luego tomaremos un baño. —Ren sintió sus mejillas volver a sonrojarse.
— No, cariño, tendrás que esperar. —Volvió a decir el rubio.
— Ahg, ¿ves como es tu mami, Minsoo? —Peinó el cabello de su hijo y salió de la pieza.
Después de alimentar al bebé y tomar un baño junto al mismo, Ren salió con su hijo en brazos y se dirigió a la sala donde Nina ya estaba charlando con Minhyun.
— Buenos días. Di buenos días, Minnie. Buenos días, Nina. —Dijo imitando una voz para su hijo que sólo rió.
— Buenos días, majestad. —Saludó la mujer acercándose para ayudar al rubio con el bebé. — Le decía a su majestad Minhyun que les compré algo.
— ¿En serio? Nina, no tenía que molestarse.
— No es molestia, majestad. Mire. —Les entregó una envoltura en forma rectangular. Ren se sentó junto a su marido y abrieron el regalo. Un marco con la fotografía de los reyes junto a su recién nacido Minsoo era lo que escondía el papel de color blanco. — Es por su aniversario, majestades. Felicidades.
— Gracias, Nina. Es muy lindo; y será nuestra primera foto familiar. —Ella sonrió al ver la conmovida sonrisa en los rostros de ambos.
Tomaron el desayuno con tranquilidad mientras anunciaban a Nina su próximo destino para pasar el año nuevo.
— ¿Salzburgo, majestades?
— Sí.
— ¿No es demasiado frío? ¿Y si el bebé se resfría?
— No se preocupe, Nina, sólo debemos abrigarnos bien. Vendrá con nosotros, ¿correcto?
— Ay, majestad... si me reciben...
— Nina, sabe que es bienvenida en donde sea que nosotros lo seamos y a donde vayamos. Es parte de nuestra familia.
— Muchas gracias, majestad. Me encantará acompañarlos. —Minhyun y Ren sonrieron y continuaron tomando sus alimentos.
Después fueron a sus recámaras a empacar nuevamente sus cosas y tras dejarlas listas para salir esa misma noche salieron a pasear una vez más por las calles de China. Esta vez llevaron al pequeño Minsoo en sus brazos, cubriéndolo con una manta de ositos panda que recién le habían comprado. Compraron algún snack, bebida, suéteres y un recuerdo para cada uno incluyendo al bebé, que terminó por llevar tres peluches, dos mamilas, doce gorritos nuevos, cinco mamelucos y cuatro chupones con figuritas de animalitos.
— ¿No crees que compramos mucho? —Rió Ren entrando detrás de su marido con el bebé en brazos.
— Tal vez. —Coincidió el mayor abriendo la maleta donde llevaban todo lo del bebé. — Pero se verá adorable cuando los use, ya verás.
— Es verdad, majestad, el pequeño príncipe se alegró bastante mientras le mostraban todas las cositas que compraron para él. —Ren sonrió y miró a su bebé, que en ese momento llevaba uno de los nuevos gorritos.
— Eres un pequeño bebé muy tierno, ¿no es así? Y con tu ternura haces que papá gaste mucho dinero. —Minsoo rió. — Ah, ¿te causa gracia? No, bebé, no debería causarte gracia. —El bebé volvió a reír.
— Ah, está bien, mi vida. Les daré todo lo que quieras y/o necesiten. —Se puso de pie alzando unas cuantas maletas mientras los botones cargaban las otras. — Vamos antes de que se nos haga tarde.
— No lo acostumbres a comprarle todo lo que quiera.
— Mi vida...
— No. Tiene que saber que no siempre es sí.
— En algunas cosas, pero mientras pueda consentirlos lo haré, tanto a ti, como a Minsoo y a todos nuestros hijos.
— ¿Cuáles todos? —Minhyun alzó una ceja.
— Por todos los... Minhyun no digas esas cosas. —Reprendió caminando un poco más a prisa.El avión partiría en cuatro horas y ellos debían llegar a tiempo para no perderlo, principalmente porque, al estar tan cerca el año nuevo, muchos vuelos se saturaba y no esperarían que les pasara eso.
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¡5° capítulo del maratón!
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Cien millones de razones para amarte
Romance¡Atención! Si estás leyendo esta historia en cualquier otra plataforma que no sea Wattpad, probablemente corras riesgo de sufrir un ataque virtual (Malware / Virus). Si quieres leer esta historia te recomiendo hacerlo en el sitio donde está publicad...