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La noticia había puesto a los tres de nervios a tal grado que Ren prefirió ir en el asiento trasero, dejando a Nina ir junto a su marido; se había encogido sobre el asiento abrazando sus piernas y mirando por la ventana totalmente en silencio. Llegaron al siguiente hospital cerca de las tres de las tarde.

— Rennie, —Llamó cuando se estacionaron fuera del edificio logrando que el menor le dirigiera la mirada. — te conozco muy bien, sé que estás nervioso, yo también lo estoy, pero voy a estar a tu lado en todo momento, ¿de acuerdo? —Ren suspiró.

— De acuerdo.

— Ese es mi Rennie, ven, vamos. —Los tres inhalaron profundo y salieron del auto.

— ¿Y si no está el doctor?

— Por eso vamos a preguntar por él, mi vida. —Entraron al hospital y nuevamente se acercaron a la recepcionista y preguntaron por el doctor a lo que ella respondió que estaba en una consulta; les entregó un número y los tres se sentaron a esperar pacientes hasta que su turno llegó y desde el consultorio escucharon la voz del doctor llamar su número.

— Aquí vamos. —Suspiró Ren después de que él y su marido se hubieran puesto de pie.

— ¿No viene, Nina?

— Ya estoy muy nerviosa como para volver a entrar ahí, si me lo permiten, majestades, me gustaría esperar aquí.

— Sí. De acuerdo. —Respondieron ellos y Minhyun tomó a su esposo de la mano para después entrar a la pieza donde el doctor esperaba.

— Pasen, por fav... —Él no disimuló su sorpresa al recibir a la pareja. — Majestades, que honor recibirlos. ¿En qué puedo ayudarles? Pasen, por favor.

— Por favor, doctor Morton, no se ponga nervioso. Venimos a una consulta tan normal como las que hace a diario. —Dijo tranquilamente Minhyun y él doctor asintió.

— Muy bien. Tomen asiento, cuéntenme el problema. —Ren suspiró una vez mientras tomaban asiento. Le dijeron lo mismo que al doctor Angelo agregando también que había sido él quien les dijo que fueran a verlo; después de escucharlos el doctor asintió y continuó a hablar:
— Así que el diagnostico preliminar indica que puede ser un tumor. Bien, pues, las nauseas, el vomito y el poco apetito son algunos de los síntomas comunes, dicen que no ha habido sangre en el vomito, y tampoco dolor, la pérdida de peso puede deberse a la abstinencia de comer. ¿Alguna vez han tratado a algún paciente de anemia? —Minhyun bajó la mirada y respondió:

— Sí.

— ¿Su majestad ha presentado alguna señal de anemia?

— No, claro que no. —Respondió Minhyun.

— Bien. ¿Ha habido hinchazón en el abdomen, agruras, acidez, indigestión, sensación de llenura después de comer incluso si es un poco o sangre en las heces fecales?

— No. —Respondió Ren y el doctor suspiró.

— Bien. —Golpeó la punta de su lapicero sobre el escritorio varias veces y luego lo dejó. — Con un análisis de sangre podremos tener algo más preciso.

— ¿Quiere decir que me va a sacar sangre?

— Una pequeña muestra, es todo, así que por favor siéntese aquí.

— "Detesto las agujas." —Se puso de pie y se acercó a la camilla que el doctor le indicaba. Minhyun lo miró y ambos se mantuvieron en silencio mientras el mayor de los tres tomaba la muestra de sangre; Ren apretó un poco su mandíbula cuando la aguja perforó su piel, y suspiró cuando fue retirada. El doctor le puso un algodón con alcohol y dijo:

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora