LXXVII

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Era casi mediodía. Los príncipes españoles se habían ido hacia un poco más de dos horas y los duques recién llegaban del hospital en un auto color hueso. Habían estado ausentes en todo el evento del día anterior, por lo que tampoco se habían enterado que ya toda la familia Choi estaba en el palacio hasta que entraron y llegaron a la sala.

— Mamá, papá. —Fue lo primero que pronunció Minhyun poniéndose de pie, Ren le siguió y se acercaron seguidos de los Choi.

— Minhyun, Minki. —Sus rostros mostraron sorpresa al ver a la familia de su yerno. — Oh, hola, ¿cuándo llegaron?

— Ayer por la mañana.

— Nosotros un poco antes que ustedes. —Aclaró Jeonghan.

— Pero Dong Min, ¿qué te pasó?

— No te preocupes, Haesoo, son gajes del oficio.

— ¿Cómo?

— Emm, volvamos a sentarnos, ¿les parece? —Invitó Ren y todos asintieron.

— ¿No es un duque, duque Hwang?

— Así es Lizzy.

— ¿Pues qué hace un duque? —Se mostró preocupado también Jeonghan.

— Toda la corte debe servir y proteger a la corona. No se preocupen demasiado. ¿Disfrutaron el desfile ayer?

— Los extrañamos ahí, de hecho. —Dijo Minhyun ayudando a su padre a acomodar su brazo en una almohada.

— Min, sabes que era mejor que tu padre descansara.

— Por supuesto que lo sé. De hecho, papá, me alegra mucho que no hayas salido del hospital hasta ahora, aunque eso no quita que los hayamos extrañado ahí. A Ren le encantaron los fuegos artificiales.

— ¿De verdad? ¿Hicieron la fiesta o el homenaje a los soldados?

— Ambos. —Respondió Ren con una sonrisa. — Pero no se preocupen, mis hermanos tampoco estuvieron aquí presentes.

— Pero yo sí quería. —Dijo Lizzy haciendo un puchero.

— Bueno, los estuvimos esperando para irnos. —Dijo Minhyun quien fuera el único que se mantuvo de pie.

— ¿A dónde? —Se extrañaron los duques.

— Papá necesita descansar, así que sus maletas también están listas. Voy a pedir que traigan ya el auto.

— Iremos a la playa. —Anunció Ren con entusiasmo. — Minhyun prometió que estaremos allá unos días.

— Fue de lo primero que nos enteramos cuando llegamos. —Dijo también Lizzy con alegría en su voz.

— Minhyun y yo creímos que sería bueno que vengan con nosotros, para que también se relajen y con Dong Min en este estado, creo que sería lo mejor. —Los duques sonrieron y asintieron una vez antes de responder un sencillo:

— Gracias.

— Los autos están listos y esperando afuera. —Anunció Minhyun tras entrar nuevamente. El primero en ponerse de pie fue su esposo y caminó como pudo hasta su lado.

— Vámonos entonces.

— Ren, ¿sabes que te ves bastante cómico así? —Rió su hermano.

— Cállate, Jeonghan. —Sentenció Minhyun y abrazó al rubio. — Mi Rennie se ve más lindo que nunca. Quiero tenerte en mis brazos hasta que me duelan de abrazarte y darte muchos besitos hasta que se me caigan los labios.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora