XIX

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La mañana llegó con un cielo grisáceo y varias nubes que anunciaban una lluvia en algún momento del día.

En el hotel, dentro de la habitación de los esposos Hwang, además de la ropa en el suelo y las sábanas a medio caer, estaban los dos jóvenes recostados en la cama aún profundamente dormidos... al menos hasta que sus teléfonos comenzaron a sonar. Minhyun fue el primero en alzar la cabeza y abrir un poco sus ojos, sin mover a su esposo de encima de sí, estiró su brazo para alcanzar su celular y se movió un poco para alzarse sobre sus codos manteniendo al menor aún sobre su pecho sintiéndolo moverse un poco.

~ Diga. —Respondió la llamada sonando lo más despierto que pudo.

~ Alteza, su majestad necesita que se presenten tan rápido como puedan en el palacio.

~ ¿Oficial Willson? ¿hay algún problema? —Ren volvió a moverse y el mayor le peinó el cabello.

~ Su majestad solicita su presencia. Surgió un acontecimiento que es necesario atender.

~ Oficial Willson, estoy un poco indispuesto ahora, ¿es realmente necesario?

~ Alteza, la familia real debe atender estos detalles en conjunto, es necesario que se presenten. ¿Hay alguna razón en específico por la que deberían estar ausentes?

~ Estoy trabajando, de hecho acabo de comenzar una gira.

~ Entiendo, pero debe saber que sus deberes como príncipe no son inferiores a su trabajo como artista.

~ Lo sé, oficial Willson y lo entiendo. —Dio un beso en los cabellos rubios de su esposo y lo acomodó cuidadosamente a un lado para poder bajar sus piernas y sentarse completamente.

~ ¿Es posible recibirlos en dos días? —Minhyun se frotó los ojos y suspiró.

~ Haré lo posible y me comunicaré con usted en unas horas. —Se peinó el cabello hacia atrás y tomó sus pantalones del suelo y se los puso.

~ Bien, estaré esperando, alteza.

~ Hasta entonces. —Dijo a modo de despedida y retiró el teléfono de su oreja dando por terminada la llamada; lo puso de vuelta sobre el buró y se puso de pie recogiendo su remera.

— ¿Minhyun? —Escuchó de su adormilado esposo que recién se asomaba un poco.

— Mi vida, buenos días. —Se terminó de vestir mientras Ren se frotó uno de sus ojos.

— ¿Qué hora es? —Dijo después de mantenerse perdido en la nada durante unos segundos.

— Casi las ocho. —Rodeó la cama y se acercó a la ventana para abrir las cortinas. — Saldremos para DivineC en unos minutos, debo ir a ver a hyung antes, pero primero, prepararé algo de té y tomaré un baño.

— ¿Te acompaño? —. Minhyun no iba a negarlo, quería aceptar la oferta, pero la hora se les había pasado un poco, así que suspiró y se acercó a su esposo para darle un beso y responder:

— Eso me encantaría, pero será algo rápido. Tal como te lo dije debo ir a ver a hyung y después nos vamos; si vienes es seguro que podríamos perder horas.

— Okay. —Respondió el menor haciéndose hacia atrás y su marido rió.

— Oye, —Se inclinó un poco más para volver a alcanzar a juntar su nariz con la de su esposo. — debemos tomar el avión aún y ya estamos retrasados, te dejaré una taza de té, la tomarás y te darás un baño rápido mientras yo hablo con hyung y... ya veremos lo que pasa después. ¿Sí? —Ren lo pensó un momento.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora