CXLIII

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El tiempo pasaba rápido. En un abrir y cerrar de ojos, habían tenido que hacer sus maletas y dejar las goteras reparadas, un plan de alimento para Lucky y una ventana abierta para que pudiera entrar y salir de la casa mientras ellos tres estuvieran fuera.

La boda de Lizzy estaba a tan sólo dos días y tenían que tomar un avión esa misma tarde; así que habían comenzado a prepararse desde temprano, y atendían, también, algunos asuntos que no podían dejar pendientes, o al menos eso hacia Minhyun, mientras Ren arrullaba a su hijo para que tomara su siesta.

~ Está bien, papá, sólo quiero que mantengas todo listo. —Decía el recién teñido pelirrojo mientras acomodaba unos papeles de su escritorio.
~ Es algo que se tiene que hacer con suma discreción.

~ Lo entiendo, Minhyun.
~ Descuida, todo está bajo control.
~ Parecerá un traslado común y corriente.

~ Prefiero que sea algo un poco más discreto.
~ ¿El conde Henderson está al tanto

~ Él mismo lo recibirá y registrará.
~ Se hará cargo de todo el papeleo.
~ Pero, ¿estás seguro de esto, Minhyun?

~ Estoy completamente seguro, padre.
~ Podría ser la única manera en que lo encontremos.

~ Pero confiar en que te dirá la verdad no es la mejor elección.


Ren (con su nuevo color de cabello: melocotón) corrió la puerta de la pieza y, al ver a su marido hablando por teléfono, tocó la madera un par de veces consiguiendo su atención.

~ Estoy seguro de mi decisión, padre.
~ Luego te llamo. —Terminó la llamada y, tras dejar el teléfono sobre el escritorio, estiró sus brazos hacia su esposo.

— ¿Pasó algo? —Fue lo primero que le dijo al sentarse en su regazo.

— No, ¿por?

— Le dijiste a Dong Min que estás seguro de tu decisión.

— Ah, eso, no te preocupes.

— ¿Decisión sobre qué?

— Es… sobre esa regla. No debe haber varones en un parto de la familia real. El concejo discutirá nuevamente su anulación.

— Creí que lo habías olvidado. —Minhyun rió leve y le apretó suavemente la nariz.

— No, mi vida. Te prometí que haría algo al respecto.

— Sí, —Sonrió. — lo hiciste. Dime, ¿qué has conseguido?

— El parlamento no está muy de acuerdo. Están arraigados a la idea tradicional. Desde tiempos antiguos ha sido así. Un hombre no puede ver el nacimiento de sus hijos.

— Y eso, ¿por qué se dio?

— Las culturas tienen muchas razones. En algunos lugares se creía que era algo… blasfemo, principalmente por la cantidad de sangre.

— Como cuando le sacaban el cerebro a las momias.

— Como cuando le sacaban el cerebro a las momias

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Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora