XXXIII

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El tiempo había pasado y estando en el palacio todos habían tenido días muy ocupados, Ren y Nina habían establecido ya algunas cosas, Minhyun ayudaba a la reina con el papeleo acelerando el proceso, y Phill se encargaba de mantener a todos al tanto respecto a la investigación sobre Jonhson, pero este era un día muy especial, por lo que Ren había planeado algo igual de especial.

Bajó las escaleras con una gran sonrisa en su rostro seguido por su ahora dama de compañía.

— Entonces, ¿quiere que le diga a su majestad que van a estar fuera?

— Por favor, ah, también avise a los duques Hwang, aunque ya les dije a ellos ayer... —Pensó un momento. — Bueno, si le preguntan por nosotros.

— Sí, alteza.

— Nina, de vez en cuando dígame Ren... o Minki si quiere que sea menos informal, es extraño si todo el tiempo me llama 'alteza'.

— Como usted diga. —El rubio sonrió ampliamente.

— Gracias. Voy por Minhyun. —Corrió hasta la puerta a la izquierda de las escaleras y dio un par de golpecitos.

— Adelante. —Escuchó desde el interior y se asomó.

— ¿Todavía no estás listo? —Dijo mirando a su marido aún mirando papeles.

— ¿Para qué? —Ren miró a un lado y suspiró.

— Te dije que hoy saldremos.

— Ah, eso... lo lamento, mi vida, ¿es importante? Quiero terminar esto hoy, así mañana podre comenzar con el siguiente. —Sintió la almohada golpear su cabeza y volteó.

— Quería que fuera una sorpresa, pero no siempre se gana. Sí, es importante.

— No es tu cumpleaños... ni nuestro aniversario...

— Es tu cumpleaños. —Repuso haciendo un mohín en sus labios.

— ¿Mi cum... —Miró el calendario a su lado y después la fecha en su teléfono. — Oh, es verdad. No te molestes, mi vida, todo esto me ha mantenido tan ocupado que ni siquiera recordaba la fecha.

— Me doy cuenta. —Caminó hasta estar a un lado del mayor, lo tomó del brazo y lo guió a levantarse. — Pero es tu cumpleaños y vamos a ir a pasear. —Guardó en una pequeña bandolera el celular de su marido, un par de cosas que sabía le eran de suma importancia, su cartera y un reloj mientras decía: — Nina me prometió avisar a sus majestades, que fueron a ver el avance de la investigación, tus padres ya saben que vamos a estar fuera y me dijeron que te ayudarán con el papeleo para que te distraigas un rato. —Minhyun trató de decir algo y en ese momento Ren se giró a verlo y lo tomó de la mano. — Vamos, vamos. —Sin esperar respuesta comenzó a caminar hacia la puerta.

— Mi vida, eres tan lindo cuando haces estas cosas, p...

— Nada, nada, es tu cumpleaños y no te la pasarás aquí encerrado viendo papeles, —Salieron de la oficina y Ren recogió de una pequeña mesa su mochila colgandola también en su hombro y una canasta. — el hecho de que esto sea importante no quiere decir que voy a dejar que te estreses incluso en tu cumpleaños.

— Mi vida...

— No, no escucharé reclamaciones ni objeciones. Nos vemos más tarde, Nina. —Se despidió al pasar junto a la mujer.

— Diviértanse, altezas. —Respondió ella con una sonrisa mientras los príncipes continuaban caminando hasta la gran entrada.

— También hablé con su majestad para ver si podíamos salir hoy, dijo que sí. —Abrió la cajuela de un auto y la pequeña canasta y una mochila un poco más grande que la suya. — No es posible, mira el cielo, incluso en la ciudad están lanzando fuegos artificiales por tu cumpleaños y ¿tú quieres quedarte a trabajar? No, hoy no. —Minhyun rió dándose por vencido.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora