Baekho y los niños volvieron al hotel con una bolsa con las compras.
Al entrar a su habitación, Raina, estaba ahí platicando tranquilamente con su hermano y cuñado, aunque de los dos, sólo Minhyun estaba mirándola, ya que Ren tenía la mirada perdida en la pantalla de su computadora mientras hablaba y escribía.
— ¡-ami! ¡-apá! —Llamó Minsoo con emoción corriendo hacia ellos. Su padre fue quien lo recibió en sus brazos y lo alzó. — ¿Me comp-a-una -e-ota?
— ¿Quieres una pelota, hijo?
— Ti.
— Estuvo viendo juguetes un buen rato.
— ¿Te dio problemas? —Dijo Minhyun mirando a Baekho. — Realmente es muy especial cuando vamos de compras.
— Mmm, se portó… bien. Con un yogurth de manzana se quedó contento.
— Lamento si te pidió demasiado, —Habló finalmente Ren sin dejar de teclear. — le gusta ver muchas cosas, pero entiende cuando le dicen que no.
— A menos que realmente lo quiera, entonces es como su madre y sólo sabe qué es lo que quiere. —Le dio un beso a su hijo. — ¿Verdad que sí? Te pareces a mami, ¿verdad?
— Ti. -ami. —Tendió su mano hacia su madre, quien finalmente lo miró, cerró la computadora sonriendo al niño y le dio un besito en sus pequeños dedos. — ¿Me comp-a-una-e-ota?
— Tienes una en tu maleta. —Repuso Minhyun con tranquilidad.
— ¿Ten-o una? —Se sorprendió el niño.
— Sí. Mañana la sacamos y vamos un ratito a la playa antes de la misa, ¿de acuerdo?
— Ti.
— ¿Esos cinco? —Su hijo chocó su manita con la de él y sonrió. — Bien, ¿qué compraron de cenar?
— -o hay mochi. —Un puchero apareció en su rostro al recordar su decepción ante la carencia de los dulces.
— Minsoo, aquí no venden mochi. —Explicó Raina alzando también a su hijo para sentarlo en sus piernas. — Pero hay otras cosas que también conoces y nuevas que te pueden gustar.
— -oco-a-te.
— Sí, por ejemplo. —Volvió a decir ella.
— Me -u-ta e- -oco-a-te. Tío -ae-ho me dio -oco-a-te.
— Ah, con que comiendo dulces antes de la cena, eh. —El niño sonrió tratando de evadir la sentencia.
— Ay, Minsoo, ¿ya ves? Ya nos echaste de cabeza. —Bromeó Baekho desde la cocina, encendiendo la estufa y poniendo aceite en la sartén.
— -e-o tamb-en t-a-imos -ollo, y -e-cado. A--oz, y -ogu-th.
— Ah, ¿y qué vamos a cenar? —Volvió a hablar Raina mirando a su esposo.
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Cien millones de razones para amarte
Romance¡Atención! Si estás leyendo esta historia en cualquier otra plataforma que no sea Wattpad, probablemente corras riesgo de sufrir un ataque virtual (Malware / Virus). Si quieres leer esta historia te recomiendo hacerlo en el sitio donde está publicad...