Cien millones de razones para amarte

XVII

Los ensayos para el concierto habían comenzado apenas llegaron a Osaka, así que toda la mañana y tarde la habían pasado en el lugar preparando cada detalle, desde la lista de canciones hasta los vestuarios que usaría el más famoso idol de Asia.

— No lo olvides, —Decía Sang Hun de pie frente a Minhyun. — el escenario se ilumina y tú no sales hasta que los bailarines te den la entrada.

— Sí, lo sé, hyung. Puedo con esto. —Sang Hun asintió.

— Minhyun, —Llamó Ren entrando al camerino y obteniendo de inmediato la atención de su marido y Sang Hun. — hola, hyung Kim.

— Hola, Minki, ¿d...

— ¿Se puede saber dónde te metiste las últimas dos horas, Hwang Minki? —Regañó su marido con un tono notablemente preocupado.

— No me reclames, —Respondió el rubio llevándose las manos a la cintura. — estabas trabajando, deberías estar concentrado en...

— ¿Cómo quieres que me concentre si te vas y no dejas aviso alguno!

— Chicos, no discutan. —Habló Sang Hun y ambos exhalaron desviando sus ojos de los del otro. — Bien, —Continuó paseando su mirada de Minhyun a Ren y de vuelta. — hablen con tranquilidad. —Su teléfono comenzó a sonar y revisó la pantalla. — Debo ir a atender esta llamada, ¿de acuerdo? Hablen en paz. —Repitió y se dirigió a la puerta desapareciendo por esta con el teléfono cerca de su oído.

— No creí que te fueras a dar cuenta. —Habló Ren después de unos segundos.

— ¿Cómo se te ocurre eso? Mi atención completa está en ti...

— Entonces, ¿cómo no te diste cuenta cuando me fui?

— Estaba a medio ensayo, Hwang Minki, ¿crees que no te vi salir? ¿por qué crees que sé que no dejaste aviso? ¡Te estaba viendo desde el escenario!

— Bueno, pero ya vine. —Respondió un poco molesto, se acercó a un par de mesas, en la de la derecha dejó una bolsa y lo siguiente que escuchó fue el golpe que su marido dio en la de la izquierda.

— No estoy de humor para que te pongas de rebelde, Ren, ¿cómo se te ocurre salir así, tú solo, sin avisar y tardar horas? —Ren no respondió, sólo miró al lado opuesto a donde estaba el mayor. — ¿A dónde fuiste?

— Por ahí. —Respondió sin mirar a su marido. — Te daría más detalles, pero ya que estás... —Minhyun lo tomó de los brazos y lo giró de frente apoyándolo contra la misma mesa y aprisionándolo al poner sus brazos a sus lados.

— ¿A dónde te fuiste?
Me preocupaste mucho, ¿sabes cuántas personas están esperando que alguno salga así! ¡Pudieron ponerse agresivos y yo aquí sin saber dónde mierda te metiste! No seas inconsciente, Ren, ¡hubiese volteado la ciudad para encontrarte si algo te suced...