XXVIII

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Los dos años pasaron.
Minhyun y Ren no habían tenido comunicación, por las reglas de la base además de su acuerdo respecto a esperar por lo que fue una sorpresa para el rubio los meses extras que su marido tardó en regresar: seis más.

El camino de regreso al punto donde los habían recogido dos años y medio atrás fue menos incómodo para todos los hombres que viajaban dentro de esa camioneta. Minhyun siempre se portaba con diplomacia y amabilidad, por lo no fue sorpresa que fuera del agrado de la mayoría de sus compañeros, y a los que simplemente no agradaba, pues no les dio importancia, porque la emoción por volver a su hogar era mucho más grande que cualquier cosa.

— Oye, Hwang, —Llamó el castaño a su lado obteniendo de inmediato la atención del moreno. — ¿tienen hijos? Digo, ya todo mundo sabe que estás casado y todo eso, pero, ¿tienen hijos?

— La verdad, Kim... no.

— ¿No? —Se sorprendió otro de sus compañeros recibiendo las miradas de los otros dos. — ¿No tienes 6 años de casado?

— Sí. Bueno, este año serán siete.

— ¿Y todavía no tienen hijos? —Habló un cuarto compañero.

— Según sé, Hwang está casado con un chico, es lógico que no tengan hijos. —Intervino uno más.

— ¿Para qué crees que existe la adopción? —Habló el tercero y Minhyun sólo rió bajo.

— Oigan, tranquilícense, creo que está bien por ahora, no quisiera haberme perdido dos años de vida de mis hijos, si los tuviera. —Miró hacia afuera reconociendo el lugar de inmediato. — Bueno, caballeros, aquí me despido.

— Bien, —Respondió Namjoon. — oye, debo ser yo el profesor de tus hijos en cuanto los tengas, eh. —Minhyun rió.

— Ay, Namjoon, no te preocupes, yo te contactaré si llega a ser así. —El vehículo se detuvo y Minhyun se puso de pie recogiendo sus cosas.

— Me encantaría conocer a tu esposo uno de estos días.

— Sí, claro. Nos mantendremos en contacto, Namjoon.

— Por supuesto, Minhyun. —Se despidieron y el moreno bajó y se alejó del vehículo. Miró su reloj y se apresuró a caminar para comprar su boleto de avión de regreso a Seúl, ese día sería la graduación de su esposo y no pensaba faltar.

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— Oye, Minki, ya está todo listo. —Anunció uno de sus compañeros

— Gracias. Daré el discurso para los egresados y después será ella entrega de documentos. Avisa a los demás que ensayen una vez más la formación, será la última de nuestra vida escolar.

— Vale. —Salió y seguidamente entró Jungkook.

— ¿Nervioso, Minki? —El rubio lo miró de inmediato.

— No, sólo estoy revisando una vez más el discurso, quiero que todo esté en orden.

— Oye, ya conocí a tu familia. —Ren lo miró. — Tus padres me reconocieron y bueno, me presentaron con tus hermanos, ¿son cuatro? —Ren asintió.

— Bueno, nosotros somos cuatro, si allá había cuatro, entonces estaba también mi cuñado. Mi hermana mayor se casará en unos días.

— Que bien, mi madre dice que la vida de casados es la mejor, que el matrimonio es la parte más importante de la vida porque te une a la persona que amas y les permite formar una familia juntos.

— Eso es lindo, Jungkook. —Volvió la mirada a las hojas en sus manos.

— Emm, bueno, sólo vine a desearte suerte .

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora