C

186 12 1
                                    

Cenaron juntos en el comedor con Nina, llegando a sorprenderse cuando ella mes dijo que quería dar una vuelta por la cuadra.

— Nina, es de noche. —Se preocuparon ambos de inmediato.

— No se altere, majestad. Sólo daré una vuelta. —Minhyun y Ren se miraron.

— ¿Estará bien?

— Sí. Sólo iré a caminar. —Minhyun y Ren le sonrieron y coincidieron al responder:

— De acuerdo, con mucho cuidado. —Ella sonrió y asintió. Después de cenar Nina tomó su abrigo y la llave que Minhyun le daba y salió. En realidad su plan era ir a buscar una tienda de regalos que había visto horas antes cuando volvían al hotel.

Minhyun y Ren, por su parte, volvieron a su habitación se acercaron a la cuna para asegurarse que su hijo continuara dormido.

— Se ve tan tranquilo. Y con esa carita de angelito, es imposible que realmente sea tan hermoso...

— No, mi vida, es lógico que lo sea. Salió de ti. —Ren lo miró fugazmente.

— Entonces es lindo por ambos.

— Mmm, es verdad, yo lo hice y tú lo cuidaste. —Ren lo miró nuevamente sin decir nada. — ¿Qué? Yo lo hice, ¿o no? —Ren se giró de nuevo a ver al bebé. — Sí que fui yo. —Dijo con tono suave abrazando a su esposo por detrás; con sus labios rozó el blanquecino cuello ajeno dejando una suave caricia y un invisible camino de saliva por el húmedo acto.

— Min... Minhyun... —Suspiró Ren llevando una de sus manos a la nuca de su marido.

— Te amo. —Le susurró antes de besar también su oreja. De los labios de Ren se escapó un leve gemido. — Te amo demasiado. —Apretó más el cuerpo de su esposo contra el suyo alcanzando a escucharlo suspirar. — Déjame amarte. —Volvió a besarle el cuello.

— No me pidas permiso. —Continuó paseando sus dedos por el cabello de su marido. — Ámame —. Minhyun le dio vuelta atacando esta vez esos labios rosados. Lo apretó cada vez más mientras el rubio lo abrazaba por el cuello y comenzaron a avanzar hacia la cama mientras se deshacían de la ropa del otro.

 Lo apretó cada vez más mientras el rubio lo abrazaba por el cuello y comenzaron a avanzar hacia la cama mientras se deshacían de la ropa del otro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Mi vida... ahh... adoro tu cintura... tu cadera... tus piernas... —Lo alzó un poco para tirarlo sobre la cama. — Amo tu cuerpo.

 — Amo tu cuerpo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora