XCVIII

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Cuando la mañana llegó Minhyun ya estaba de pie, terminando de vestirse para su entrevista. Se peinó un poco el cabello y se acomodó la chaqueta antes de acercarse a su esposo que aún dormía tranquilamente.

— Te amo. —Le susurró antes de darle un beso en la mejilla y peinarle un mechón hacia atrás. — Dulces sueños, mi vida. —Le dio un beso más y salió de la habitación sin hacer ruido.

Se dirigió entonces a la habitación de su hijo y entró sin hacer ruido sorprendiéndose de verlo despierto, con sus manitas hacia arriba tratando de alcanzar alguno de los planetas que colgaban en su cuna.

— Hola, bebé. Buenos días, mi pequeño príncipe. Deberías estar durmiendo aún. —El bebé hizo un débil sonido de trompetilla mientras miraba a su padre.
— Minsoo, papá tiene que ir a trabajar. —El bebé sólo rió. — Ajá, aunque no lo creas, papá debe ir a trabajar y volverá en unas horas, ¿vale? —Lo alzó de la cuna. — Sé un buen niño con Nina y con mamá, ¿sí? Recuerda que mami no puede cuidarte sólo, así que procura ser un buen niño. —El bebé volvió a reír llevando una mano a los labios de su padre. — Mami está durmiendo, así que duerme un poco tú también, ¿sí?
Sí, Minsoo va a dormir un rato más y después se despertará y le pedirá su leche a mami, jugará con mami y con Nina y se portará bonito hasta que papá vuelva. Mami aún no puede cargarte por mucho tiempo, pero sabes que te ama.

— Ahh. —Fue todo el sonido que hizo el bebé.

— Sí, te ama, sino ¿por qué crees que te cargó nueve meses?

— ¿Ahh?

— Sí, nueve. De día y de noche. Te llevaba a todos lados y se despertaba cada vez que querías algo. Mami te consintió mucho mucho mucho incluso cuando estaba muy cansado, y ahora me toca a mí ayudarle a consentirte mucho mucho. —Llenó la cara de Minsoo de besos y lo abrazó contra su pecho. — Ay, bebé, ni quiero ir a trabajar. —Suspiró. — Pero voy a ir porque es un compromiso y porque hyung ya me estará esperando afuera.

— ¿Ahh?

— Sí, hyung. El señor que vino con nosotros cuando llegamos aquí. Es Sang Hun hyung. ¿Vale? —Minsoo miró a un lado ignorando por completo dar una respuesta a su padre. Minhyun sonrió y lo devolvió a su cuna.
— Bien, vamos a dormir. Ahh, que sueño. —Fingió un bostezo y Minsoo lo imitó. — Sí, que sueño. —Comenzó a arrullarlo y salió de la pieza únicamente cuando el bebé estuvo dormido profundamente.

Tal como lo supuso, Sang Hun lo esperaba fuera del edificio y después de que se saludaran y subieran al auto se dirigieron al lugar donde sería la ansiada entrevista.

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Ren despertó sin saber muy bien qué hora era, pero de algo estaba seguro, Minhyun ya no estaba a su lado. Se frotó los ojos y se sentó mirando a la nada por unos segundos hasta que decidió mirar el reloj.

— ¿Tan pronto son diez para las once? —Murmuró mientras se peinaba el cabello. Miró a los lados, bajó sus piernas sintiendo el viento rozarlas y al mismo tiempo percatándose de la marca en su muslo... demasiado arriba, de hecho. A su mente vino lo que había hecho durante la noche y sus mejillas enrojecieron tanto que incluso con sus manos podía sentir el calor en estás. — "¡Aigo! ¿Qué hice?" —Rió para sus adentros recordando también las veces que lo había hecho y como su marido lo había arrojado a la cama para después llenarle el pecho y vientre de marcas que no tardó en notar al acercarse al espejo, lo último que hubiera esperado era también tener uno de esos chupetones demasiado cerca de su ingle, demasiado marcado y demasiado presente en su memoria cómo fue que había llegado ahí mientras él mordía su misma camiseta para evitar que sus gemidos salieran de esa habitación. Se llevó las manos a las mejillas mientras bajaba su camiseta nuevamente cubriendo las marcas. — "¡Aigo! Que cosas." —Fue todo lo que pasó por su mente. Se metió al baño dispuesto a borrarse los rastros de la noche tanto como pudiera. Tomó un baño rápido y se puso una suéter y unos jeans antes de salir a buscar a su bebé escuchándolo de inmediato reír. Sí, el pequeño Minsoo estaba jugando con Nina en la sala.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora