CXCII

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La mañana era fresca, con una brisa que sacudía suavemente las copas de los árboles, haciendo caer las hojas secas que quedarán en las ramas; y agitando también las ropas de quienes caminaban por las calles de la enorme ciudad de Londres.

En el gran palacio de Buckingham, el pasto entre seco y verde era podado, las hojas recogidas y los árboles que ya no tenían ni una hoja eran talados. Era claro el aspecto del otoño inundando los alrededores.

— Minsoo, mañana vendrá el doctor Glenn. —Anunció Minhyun tras finalizar una llamada.

— ¿Mañana? Pero ¿po-r qué?

— Porque tiene que revisarte un doctor cada mes. Es sólo un chequeo médico, Soosie.

— Me gusta más el doctor Zhang.

— Pero el doctor Zhang está en China, hijo. —Continuó con paciencia su madre.

— ¿Y si lo t-aen? Entonces estaría aquí y pod-ía revisa-me él, y después darme una paleta.

— No, no, Minsoo. Papá ya mando traer al doctor Glenn.

— Ah, papá.

— Minsoo, el doctor Glenn es un buen doctor.

— Me da miedo. Tiene una cara así, —Estiró su carita hacia abajo jalando sus mejillas— y unos ojos así, —Tiró suavemente de sus párpados también para abrirlos más— y su nariz es g-ande, y tiene unas manos así, muy adugadas y muy dasposas. Se parece a la g-an b-uja.

— Hwang Minsoo, ¿qué te he dicho de hablar así de la gente?

— Per-dón, mami.

— Mi vida, no te exasperes. Minsoo, —Miró a su hijo— las personas no se juzgan por su apariencia, y no está bien que hables así de ellos, aunque te den miedo. El doctor Glenn tiene 74 años y aún es el mejor doctor que puede haber en casi toda Europa, debes sentirte feliz de que acepte venir y asegurarse de que estés saludable.

— Además, es un hombre que tu padre estima mucho.

— Pe-r-dón. No lo vuelvo a hacer.

— Muy bien. —Se mostró satisfecho con la respuesta del niño, aunque no pudo pasar por alto la triste mirada fugaz que le dirigió él. Claro, no estaba en su rutina diaria que le llamaran la atención. Tras un suspiro, el moreno continuó: — Imagina cómo reaccionarías cuando veas a papá con las manos arrugadas y el cabello canoso.

— Hey. —Reprendió el rubio con una media sonrisa.

— ¿Sabías que papá se decoloró el cabello porque ya le están saliendo canas?

— ¿Mi papá tiene canas! —Minsoo se llevó ambas manos al cabello.

— Sí. Por cada vez que hablas mal de la gente a tu papá le sale una cana.

— ¡No!

— Oye...

— Y por cada vez que te portas mal le sale una arruga.

— ¡Adugas?

— ¿Ya no vas a querer a papá cuando sea más grande y parezca abuelo?

— Hwang Minki, heredé los buenos genes de mi familia, no envejeceré de esa manera.

— Ahg. ¿Cómo quieres que Minsoo aprenda a no juzgar a la gente por su apariencia si no aceptas que podrías llegar a verte así? Son un par de... de... de juzgadores. Sí, eso.

— ¿Juzgadores? —Minhyun alzó una ceja sin borrar esa sonrisa ladeada. — ¿No dirás jueces?

— No. Los jueces son los del tribunal, y los de los concursos y eso. Ustedes están juzgando la apariencia de alguien.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora