CIII

137 13 2
                                    

— Listo. De vuelta en casa. —Anunció Minhyun tras dejar las maletas junto a la puerta.

— Voy a extrañar a Nina.

— Ella estará bien, mi vida, sólo prefirió quedarse en Londres.

— Aún así. Es muy atenta y dulce con nosotros. Como mi abuela. —Minhyun sonrió ampliamente y abrazó al rubio cuidando no aplastar al bebé en sus brazos.
— Realmente me alegraba tenerla aquí.

— Imagino que sí, mi vida, pero sabes que ella aún no sé acostumbra a tantos viajes, se siente segura en Londres. Hay que tener un poco de paciencia, además, ella dijo que podría ayudar a mamá y papá y mantenernos al tanto.

— Supongo que sí. —Sonrió a su bebé que aún dormía en sus brazos.
— Minsoo duerme mucho.

— Mm. Mamá decía que si duermen mucho crecerán mucho. —Ren también sonrió y asintió. Sus ojos se conectaron y, como si no hubiese nada más, se sonrieron acercando sus rostros dándose apenas un pequeño beso cuando escucharon el llanto del gato provenir de la pequeña cajita donde lo traían.

— Ah, Lucky... —Suspiró Ren. Minhyun volvió a sonreír y se dirigió a la jaula del gato. Abrió la pequeña puerta y el animal de inmediato salió acercándose a las piernas del rubio. — También te extrañé, Lucky, pero estoy seguro de que te cuidaron muy bien en el palacio.

— Ah. —Llamó también Minsoo.

— Minhyun, ¿crees que realmente sea una buena idea que el bebé conviva ya con el gato?

— Por supuesto. Sé que quieres mucho a Lucky y, bueno, Minsoo adorará tener una mascota. Cleare decía que una mascota es buena para un niño.

— Pero... ¿y si se lastima?
Minsoo está empezando a tomar cosas, ¿qué tal si le jala sus orejitas o su colita a Lucky y él lo rasguña?

— Mi vida, tranquilo, te aseguro que todo va a salir bien, a Minsoo le gustará tener una mascota y Lucky... será Lucky. Es un gato muy tranquilo.

— De acuerdo. —Se dieron un beso más y se dedicaron una sonrisa.

Unas horas más tarde estaban desempacando sus cosas y ordenando un poco su casa, aunque sus deberes no pasaban de lavar ropa, sacudir un poco y barrer. Después de todo, ¿qué tan sucio podría estar si ni siquiera habían estado?

— Minhyun. —Llamó el menor desde el cuarto de lavandería.

— ¿Qué sucede, mi vida?

— ¿Crees que la casa esté más tirada conforme pase el tiempo?

— ¿Uh?

— Quiero decir... y... ¿qué haremos conforme Minsoo vaya creciendo? Seguro querrá con quién jugar y eso significa que habrá muchos juguetes regados por el suelo y... bueno... entre tantas cosas que hacer... creo que mi pregunta sería ¿cómo nos repartiremos el aseo ahora? —Minhyun sonrió desde su lugar y habló:

— La verdad, mi vida, es que... pensé en eso también y, te quisiera pedir algo. —Ren miró al marco de la puerta cuando escuchó los pasos del mayor acercarse.

— Dime.

— Quédate con Minsoo en casa, ¿sí?
Yo trabajaré.

— ¿Te... te refieres a que sea ama de casa?

— Sí.

— Y... ¿qué hay de la empresa, el palacio, los deberes reales y todo eso? Y... mi carrera...

— Oye, —Entró al cuarto y tomó las manos de su esposo. — no será permanente, ¿vale?
Sólo me parece que Minsoo no debería pasar solo su infancia, ni con niñeras o vecinos cuidándolo. —Ren alzó su mirada encontrándose con los ojos de su marido mirándolo tan llenos de amor como siempre. — Estoy orgulloso de ti y de todos tus logros, lo único que te pido es que esperes un poco para poner a prueba todos tus frutos, primero es nuestro hijo, ¿no crees? —Ren sonrió y asintió.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora