LIX

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Los días comenzaron a pasar. Aún no obtenían nada referente a Neeson y su paradero, pero Minhyun se aseguraba de que Ren no se angustiara haciéndose cargo de esas cosas; habían comenzado a organizar a los nobles, la policía y los guardias, quienes, además de los sirvientes, serían los únicos que sabrían que pasarían todo el embarazo en el palacio de Gatcombe. También habían preparado sus maletas y habían decidido que llevarían a la señora Nina, al primer oficial y a dos guardias más, quienes también habían estado preparando sus cosas.

Era mediodía, Minhyun estaba sentado en el sofá de la sala, peinando los cabellos un poco decolorados de su esposo, admirándolo mientras este dormía profundamente sobre su regazo.

— Perdone, majestad, —Llamó una sirvienta acercándose a ellos. — los duques acaban de llegar.

— Hazlos pasar a la oficina 2, iré en un momento con ellos.

— Sí, majestad. —Hizo una venia y se retiró.

— Rennie. —Llamó en un susurro retirando los delgados mechones que caían en la frente del menor. — Mi vida. —Llamó una vez más y él se movió un poco. — Mi vida, voy a ver a mis padres. —Susurró una vez más y Ren se rodó un poco sin abrir los ojos. — Ay, que lindo, no puedo despertarte así. —Murmuró y depósito un beso en la mejilla de su esposo, lo alzó un poco sosteniéndolo de la espalda y la nuca y se apartó lentamente, volvió a recostar al menor acomodando un par de almohadas debajo de su cabeza y lo cubrió con la misma manta que tenía desde minutos atrás. — Descansa, mi vida. —Le susurró y una vez más le besó la mejilla, le peinó los cabellos y sonrió antes de incorporarse y caminar hacia la oficina.
— Mamá, papá. —Saludó al entrar y ambos se pusieron de pie para hacer una venia.
— No hagan eso ahora, no hay nadie más que nosotros.

— Es por respeto, Minhyun.

— Así es, tu madre y yo siempre estuvimos consientes del trato que te daríamos en estos momentos y lo aceptamos sin problemas.

— ¿Sucedió algo?

— Sí. —Se sentaron en los sillones al centro de la oficina. — Neeson aún no aparece, y sé de antemano que es muy vengativo, temo que en cualquier momento pudiera tratar de lastimar a Ren y a nuestro hijo, así que... —Suspiró. — vamos a estar fuera del castillo hasta que el bebé haya nacido.

— ¿Fuera? No me parece buena idea.

— No quiero arriesgar a Rennie.

— Es más seguro que se queden aquí, hay guardias, policías, doctores, todo lo que lleguen a necesitar.

— Papá, por favor...

— Minhyun, conoces las reglas.

— Lo sé, mamá: el bebé debe nacer en el palacio. No te preocupes, nacerá en uno; en el palacio del parque Gatcombe.

— ¿Se irán hasta Gloucestershire?

— Sí, papá.

— Está a dos horas de aquí si no hay tráfico.

— Pero es propiedad privada y es segura.

— Ay, Minhyun, yo todavía no estoy segura de esto.

— Mamá, tranquilízate. Vamos a estar bien.

— ¿Y si necesitan a la doctora estando allá?

— Por eso es que necesitaré mucho tu ayuda. El mes entrante lleva a la doctora, para entonces estaremos listos para recibirla y de ser posible que ella se quede. Y si no entonces llévala a finales de septiembre, será mejor tenerla con nosotros un tiempo antes de que nazca el bebé.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora