XXII

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Ren estaba sentado en la sala del palacio mirando en su laptop la presentación en vivo de su marido, pensando en lo bien que se veía estando en el escenario.

Ren estaba sentado en la sala del palacio mirando en su laptop la presentación en vivo de su marido, pensando en lo bien que se veía estando en el escenario

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— "Quien diga que Minhyun no se ve sexy con esa sonrisa y su cabello despeinado realmente tiene algo mal en la cabeza

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— "Quien diga que Minhyun no se ve sexy con esa sonrisa y su cabello despeinado realmente tiene algo mal en la cabeza." —Tan perdido estaba mirando a su marido que no se percató del momento en que las luces de un auto iluminaron desde la ventana, ni mucho menos imaginó que se trataba de sus majestades hasta que escuchó al portero anunciarlos. Casi saltó del susto, cerró la computadora y la dejó a su lado mientras se ponía de pie justo a tiempo para que la puerta se abriera y la reina fuera la primera en entrar.

— Majestad, —Llamó Nina haciendo una reverencia a la dama. — el príncipe Minki ya llegó.

— Gracias, Nina, ¿dónde está?

— En la sala —. La reina siguió su camino seguida por su esposo y no tardaron mucho en ver al joven rubio de pie; les hizo una venia y saludó con un amable.

— Buenas noches, majestades.

— Buenas noches, Minki, que alegría que ya llegaste. Te hubiésemos recibido personalmente, pero acabamos de llegar de Glasglow.

— Saludarlos ahora es un honor para mí, majestad. —La reina le dedicó una sonrisa.

— Me queda muy claro que, con esa firmeza, elegancia y diplomacia que tienes, Minhyun y tú harán un excelente equipo.

— Muchas gracias, majestad. Ah, Minhyun no pudo venir, pero no se preocupen, yo lo mantendré al tanto de todo.

— De acuerdo. Ven, vamos a cenar y te expondremos la situación.

— Sí, majestad. —Hizo una leve venia mientras la reina y su esposo pasaban y los siguió con la distancia que bien había memorizado desde que su marido se lo dijo. Entraron al comedor y tomaron asiento en los lugares que los sirvientes les habían preparado en el orden que ya conocían.

— Bien, Minki, —Comenzó la reina mientras los recipientes para lavarse las manos les eran retirados y recogidas las toallas. Ren dio su atención completamente a la reina. — el asunto que debemos tratar es simple y sencillamente delicado. ¿Alguna vez has escuchado hablar de Oxyuranus H? —Ren pensó un momento haciendo memoria y los sirvientes les sirvieron la sopa de entrada.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora