XCIX

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— Mi vida. —Ren lo miró. — Mañana vamos a salir muy temprano.

— ¿A dónde vamos?

— A un lugar muy especial.

— ¿A qué hora?

— A las siete. Ten lista una maleta, yo iré a preparar la de Minsoo.

— ¿Y Nina?

— Ya le avisé también. Se ofreció a cuidar de Minsoo.

— Que linda. ¿Sabes? Creo que Nina le está tomando mucho cariño. Acaba de llevarlo a dar un paseo para que tome su siesta.

— Nina nos cuidaba mucho a Kimberly y a mí cuando éramos niños, te aseguro que ese instinto tan maternal no se le ha ido.

— Pues, yo creo que es muy lindo. —Sus ojos se encontraron. — Voy a preparar la maleta. —Habló sin dejar de mirar los ojos de su marido, quién sólo asintió. Ren se puso de pie y se dirigió a su habitación.

Nina llegó un momento después con una bolsa en una mano y en la otra el bebé profundamente dormido

(Inglés)
— Compré algunas cosas para el camino, majestad, espero que no le moleste.

— Claro que no, Nina. ¿Minsoo se portó bien?

— Es todo un angelito, majestad. Creo que le gustó el paseo, fuimos al centro comercial que su majestad Minki nos mostró ayer. Le gustó ver a los pájaros, pero se quedó dormido antes de que llegáramos.

— Ya veo. Bueno, parece que tenemos un pequeño dormilón. —Besó la cabeza de su hijo y le sonrió al verlo acurrucarse en su pecho.
— ¿Tiene lista su maleta, Nina?

— Sí, majestad. Muchas gracias por dejarme acompañarlos.

— No es nada, Nina, sabe que la queremos mucho. —Ella asintió agradecida.

Un par de horas más tarde cenaron juntos y después se fueron a la cama.

Minhyun había estado preparando ese viaje todo el mes, y ¿cómo no? Era un día muy especial.
Todos despertaron muy temprano, tomaron algo ligero para el camino y, ya teniendo sus cosas listas, fueron directamente al auto listos para iniciar su viaje. El primer punto de parada fue un helipuerto, ante lo que tanto Nina como Ren se sorprendieron.

— ¿A dónde vamos, Minhyun?

— Es una sorpresa, mi vida. Ven. Ya nos esperan. —Tomó la mano de su esposo y lo guío a uno de los helicópteros, Nina los siguió con tranquilidad y detrás de ella un par de guardias que llevaban las maletas.

Minhyun habló con uno de los pilotos y después todos abordaron.

— Estamos por despegar, —Anunció el copiloto. — por favor abrochen sus cinturones.

— ¿Emocionados? —Dijo Minhyun consiguiendo una sonrisa de parte del rubio.

El viaje duró unas horas entre las que jugaron, conversaron y atendieron cada cosa que hacía el bebé hasta que Minhyun miró a la ventana y anuncio con alegría.

— Ya llegamos.

— ¿Ya? ¿Dónde estamos? —Fue Ren quien habló. El helicóptero aterrizó con éxito y poco después uno de los encargados se acercaron para abrirles la puerta. Minhyun bajó primero ofreciendo su mano a su esposo para ayudarle a bajar los dos escalones, después también ayudó a Nina y finalmente, dando una esplendorosa vista del lugar dijo:

— ¡Bienvenidos a Shanghai, China! —La ciudad estaba recibiendo la mañana con una rutina aún con aires de navidad.

— Woah... se ve... hermoso. Mira cuánta nieve y... esos adornos.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora