Cien millones de razones para amarte

CXXX

~ Diga. -Su voz sonó somnolienta y rasposa.

~ ¿Cariño?
~ Gracias al cielo que respondes.

~ ¿Ren?

~ Claro.
~ ¿Quién más?

~ No lo sé. -Respondió con un tono extrañado aún.

~ ¿Estás bien?

~ Eso creo.

~ ¿Crees?
~ ¿Dónde estás?
~ No has vuelto a casa...

~ Tú dijiste que no querías que lo hiciera, ¿recuerdas?
~ Así que no lo hice.

~ Yo no dije que no volvieras...

~ Dijiste que no dormiría en casa si salía.
~ Es lo mismo con palabras diferentes. -Hubo silencio.

~ Quería que te quedaras. -Confesó con voz debil. Esta vez fue Minhyun quien no dijo una sola palabra.
~ No importa.
~ Sólo quería saber que estás bien.

~ Ren... -El pitido que delata el fin de llamada fue todo lo que escuchó al nombrar a su esposo.
- Demonios.

- Minhyun, buenos días.

- Buenos días, hyung.

- Toma un baño. Saldremos en 30 minutos.

- Sí, hyung. Dame un momento. -Sang Hun asintió volviendo sobre sus pasos hacia la cocina.

Minhyun volvió a encender su teléfono y devolvió la llamada al número del que Ren le había llamado, que era el teléfono de su casa.

~ Diga.

~ Mi vida, lo lamento.

~ ¿Por qué?

~ No quise decir eso.
~ Sólo que... fue lo que entendí.
~ Lucías tan molesto que no quería regresar y volver a discutir contigo.

~ Está bien.
~ Supongo que fue mi culpa, ¿no?

~ No. No, mi vida.

~ Pero al menos estás bien.

~ Sí.
~ Estoy en casa de Sang Hun hyung.

~ Bien.

- Aia.

~ ¿Minsoo está ahí?

~ Sí.
~ Estoy terminando de vestirlo.
~ Lo llevaré al doctor.

~ ¿Por qué?
~ ¿Se siente mal?

~ ¿Ves como eres exagerado? -Rió leve.
~ No tienes que preocuparte tanto.
~ Ayer estuve hablando con Sun Hee un ratito y me preguntó cuánto pesa ya Minsoo, y cuando le dije que no estoy seguro me preguntó si aún no le habían hecho un chequeo general.
~ Naturalmente le dije que no y me sugirió llevarlo con el doctor que dice que te revisaba cuando eras niño.
~ Incluso me dio la dirección del hospital donde trabajaba, nombre y todo.