LXI

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Ya pasaban de las seis de la tarde cuando divisaron la propiedad alzándose lentamente frente a ellos.

— Ya llegamos. —Anunció con alegría antes de parar el auto frente a una gran reja negra.

— ¿Es aquí? —Preguntaron curiosos todos en la parte de atrás tratando de ver más allá de la reja que sólo mostraba el pasto verde que se extendía con varios árboles. Minhyun se quitó el cinturón de seguridad y bajó del auto para abrir la reja; volvió al auto y cruzaron la entrada recorriendo un sendero de piedras blancas de río lisas que no les dificultó el paso hasta una casita que resultó ser la cochera.

— Listo. —Anunció nuevamente el más alto. Comenzaron a salir siendo el enorme jardín lo primero que admiraron.

— Woah.

— Que lindo.

— Creo que les vendrá bien pasar este tiempo aquí.

— Minhyun, este lugar es... muy lindo, pero ¿no crees que estás exagerando?

— Claro que no, mi vida. El doctor dijo que debes descansar y así lo harás, no tendrás las presiones de la ciudad ni tampoco el estrés.

— ¿Qué hay del escape de Neeson, los...

— Rennie, Rennie, vamos a pasar estos meses aquí, ¿de acuerdo? —Lo abrazó por detrás llevando su mano derecha al vientre de su esposo. — Nuestro primer hijo nacerá sano y tú estarás bien siempre y cuando sigamos las recomendaciones del doctor; si llego a perder a alguno de los dos no podría vivir tranquilo.

— ¿Dijiste 'primer hijo'? —Dijo Hoshi y Minhyun asintió.

— ¿Pues cuántos piensan tener?

— Los que la vida y el tiempo nos den. —Ren miró inmediatamente a su marido. — Sí, también los que tú me des. —Sus mejillas se volvieron rojizas y sus amigos sólo rieron.

— Los que quiera darte mejor dicho.

— Pues por lo visto se van a llenar de hijos. —Bromearon ante lo que Ren sintió que incluso su cuello estaba hirviendo.

— ¿Cómo dicen eso! —Se cubrió la cara con ambas manos.

— Ya basta. —Habló JR. — Ren es el menor aquí, respeten un poco su corta edad.

— Gracias, JR hyung.

— De nada, Rennie. —Se dirigió nuevamente al resto de los chicos. — Que se haya dejado embarazar una vez no significa que lo vaya a hacer siempre, por eso existen medios de prevención.

— ¡JR! —Regañó Ren girándose hacia su marido para esconder completamente su rostro en su hombro.
— Min...

— Ya no lo molesten, chicos. Yo estaba hablando muy en serio.

— ¡Ay! Ya me voy.

— No, no te vayas, mi vida.
Vamos a dejar este tema, ¿sí? —Ren asintió sin separarse del hombro ajeno. — Ya pasó. No te preocupes por nada, mi vida y todo lo que quieras sólo dímelo, ¿vale?

— De acuerdo. —Se dieron un beso rápido. — Vamos adentro, quiero conocer el lugar antes de que anochezca. —Caminaron tomados de la mano hasta la gran puerta de caoba. Minhyun abrió y fue el primero en entrar seguido por su esposo y luego sus amigos.

— Woah, miren este lugar.

— ¿De verdad no es otro palacio?

— Sí lo es. Necesita aseo y cortinas limpias.

— Minhyun, ¿qué estás diciendo?

— Este lugar está más limpio que mi casa.

— Hyung, nuestros departamentos están más limpios que tu casa.

Cien millones de razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora